Descubrí cómo la protección, el trabajo bien hecho y la Fe ante las pérdidas son pilares para construir y preservar la vida económica, de acuerdo con el ejemplo de Job
La prosperidad no depende solamente de la acumulación de bienes, sino de la forma en la que enfrentamos los desafíos, las pérdidas y las oportunidades. Job, por ejemplo, vivió momentos de gran abundancia, enfrentó una crisis devastadora y, al final, reconstruyó su vida de manera aún más sólida. A partir de esa experiencia, podemos extraer principios valiosos para la prosperidad con Dios.
Prosperidad con Dios: lecciones financieras de la vida de Job
- La protección es un diferencial invisible
Job tenía riqueza, propiedades y muchos empleados, pero incluso el enemigo reconoció que había una protección alrededor de su vida y de todo lo que poseía (ver Job 1:10).
Esto nos muestra que no basta con conquistar bienes; es necesario blindarlos contra riesgos y amenazas. En la práctica, esto implica planificación financiera, gestión de riesgos, contratos bien estructurados e incluso seguros. Y por supuesto, la fe, basada en una relación con el Altísimo. Quien protege lo que construyó tiene más posibilidades de preservar el patrimonio en momentos de inestabilidad.
- El trabajo bien hecho siempre se multiplica
Un detalle importante es que satanás reconoció que el trabajo de las manos de Job prosperaba porque era bendecido:
“…Has bendecido el trabajo de sus manos y sus posesiones han aumentado en la tierra”. (Job 1:10).
Esto significa que no basta con un trabajo productivo, estratégico y bien ejecutado. La Bendición de Dios es lo que garantiza los resultados. Profesionales y emprendedores que se dedican, buscan conocimiento, innovan y buscan la dirección del Señor cosechan frutos a largo plazo. El crecimiento financiero no ocurre por suerte, sino por esfuerzo constante y orientado por el Padre, incluso en escenarios desafiantes.
- Las pérdidas no definen el resultado final
Job perdió todo de una sola vez: patrimonio, empleados e incluso la familia. Aun así, mantuvo la Fe, la confianza en Dios y no se desesperó:
“Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El Señor dio y el Señor quitó; bendito sea el Nombre del Señor” (Job 1:21).
Esta actitud enseña que, en el mundo financiero, las caídas y las crisis forman parte del proceso. Las empresas cierran, las inversiones caen, los mercados oscilan. Sin embargo, quien mantiene la Fe firme, tiene la oportunidad de levantarse nuevamente. Job terminó con el doble de lo que tenía antes (Job 42:12), mostrando que el final puede ser mejor que el comienzo cuando se aprende a atravesar las pérdidas con resiliencia y, sobre todo, con fe.
Participá:
La reunión Prosperidad con Dios se realiza los lunes en la Sede Nacional, en Av. Corrientes 4070 y en todas las Universal del país en los siguientes horarios: 8 h, 10 h, 12 h, 16 h y 20 h.