El arma más usada por el mal: la fe vacía
Octubre, un mes que enfrenta el conflicto entre la religiosidad y la fe fervorosa.
El domingo amaneció con fuertes lluvias, sin embargo, en la ciudad de Buenos Aires, este día quedó marcado en familias enteras por el desahogo del peso interior, una fuerte determinación por restablecer la salud, por enseñanzas detalladas y ejemplificadoras para la familia y la impactante diferencia entre el significado de religiosidad y fe fervorosa.
“Pasar toda noche esperando una respuesta…”; “Caminar sin saber hacia dónde ir…”; “Estar en un lugar, pero darse cuenta de que no pertenecés allí”. Muchas sensaciones y preguntas que solo se transforman hablando con Dios, con total sinceridad, el primer día de la semana. Esa fue la experiencia vivida por más de 2000 personas en el barrio de Almagro y continuó…
¿Quién provee la cura?
El poder de enfrentar palabras que resuenan en la mente debido a un diagnóstico médico, provoca una descarga única.
Cuando alguien está imposibilitado, un ser querido lo representa a Dios, pidiéndole ayuda con fervor y clamando por un milagro. Los testimonios no demoran y se muestran casos como el de un niño de un año y medio, que presentaba convulsiones febriles.
Un retraso en el habla más once convulsiones lo ponían primero en urgencias. La medicina lo había intentado, sus familiares lo acompañaban, pero el tiempo presionaba. El decaimiento solo se detuvo cuando sus padres tomaron una decisión: tomar el Agua Viva. Usaron la fe y, hoy, está sanado.
Este momento dejó claro que el paleativo es un recurso, pero que la cura completa pertenece al poder de Dios.
Aprender a comunicarse
¿Cuántas relaciones podrían haber continuado si se hubieran comunicado? ¿Cuántas veces esperaste que tu esposo te preparara un postre con crema y dulce de leche sin tener que decírcelo? ¿Cuántas veces te decepcionaste porque ella no se dio cuenta de planchar la camisa que te gusta ni de preparar lo que querías ponerte?
El tema es que nadie va a adivinar lo que querés si no te expresás o no decís lo que necesitás. En otras palabras, la expectativa de que el otro adivine es una expectativa egocéntrica, una expectativa tan individualista que, en lugar de unir, separa. No es eficaz.
Saber escuchar y hablar con buena comunicación interrumpe toda la acción del mal. ¡Claro! Corta la irritabilidad, la decepción, el enojo, la angustia, la agresividad y la amenaza.
Cuando esas actitudes negativas son fuertes, aplastan la comunicación y la emoción toma el mando. La emoción es el alimento para las peores reacciones, un alimento que deshidrata tanto al entusiasmo como a la alegría; reduce la fuerza de los proyectos y, encima, descalcifica la visión y la confianza.
Primera clave, no responder inmediatamente en el mismo rango de la queja o reclamo. Al pensarlo, muchos se dan cuenta de que no se lo están haciendo fácil al otro y, de esa forma, logran entender lo que realmente necesita su compañero.
Cuando ambos se proponen observar al otro y buscan entender al otro, la realidad cambia. El Texto Sagrado dice:
“Besa los labios el que da una respuesta correcta”, Proverbios 24:26.
¿Lográs verlo? ¿Llegás a descubrir la clave para construir y mantener una buena relación? La respuesta dada con las palabras justas, de la manera adecuada y el tono correcto es como besar los labios de su amada o amado. Vale la pena comprobarlo.
Religiosidad vs. fe fervorosa
¿Por qué Dios permite que personas que tenían todo para ser felices y realizadas no lo fueron? ¿Por qué Dios permite que lleguemos al extremo, al máximo del dolor, del peligro, de la humillación pública o familiar, como le sucedió a Sara?
La mayor humillación de Abraham era que, su esposa, Sara, no le diera un hijo, es decir, ella estaba enferma, y Dios permitió que cada año que pasaba su situación se agravara. Con cada década el problema se volvía más difícil, después grave hasta que se volvió imposible. Llegando a los 90 años, Dios, la hizo ser madre. Dios curó su útero y, no solo dio a luz, sino que también le dio de mamar a su hijo, le dio de la leche materna.
¡Un detalle muy importante! Dios le dio vigor, Dios le dio salud, Dios le dio la bendición que la hizo la madre de la fe. Pero Dios permitió que esta pareja llegara al extremo del dolor, como también les pasó a otros hombres y mujeres. Otro ejemplo fue la madre de Moisés. Todos los niños varones estaban condenados a muerte, después de acordarlo, ocultaron a Moisés. Por la fe, decidieron poner en riesgo no solo a él, sino a toda la familia. Él sobrevivió y fue usado por Dios para sacar a Su pueblo de la esclavitud.
Y qué decir de Ana. Ana era una mujer de Dios, pero su situación representó el peligro de la religiosidad.
La persona religiosa hace de los demás un bastón de apoyo, una muleta y no es justo, no Le agrada a Dios. Nosotros contamos con los demás, oramos colectiva y familiarmente, pero hay cosas en las que no podemos esperar a nuestros padres, a nuestra pareja o hijos.
La vida espiritual es algo muy íntimo, personal, y Dios no acepta que haya entre nosotros y Él ningún otro intermediario porque de eso se trata la religiosidad. Es un error depender de otros.
Muchos se quedan esperando, esperando y esperando; el tiempo pasa y el problema está agravándose. Y Dios permite ciertas situaciones, como la de Ana, para que nos despertemos y no dependamos de un obispo, de la iglesia, o de políticos, de familiares o amigos. Eso sucede para depender de la fe.
La Biblia dice que Ana era una mujer fiel a su esposo, pero eso no fue suficiente para curarla. Ella iba a la Casa de Dios, año tras año, a hacer sacrificios, pero parecía que Dios no la escuchaba… ¿Dios no escuchaba a Ana? Dios escucha a todos, pero no les responde a todos. La condición para que Él responda es que vayas más allá.
La reacción frente a los desafíos de esta vida revela mucho de nosotros: es lo que decide si somos religiosos o fervorosos. La reacción de Ana traspasó las barreras de la religiosidad. No esperó al sacerdote ni a su esposo, fue personalmente al Tabernáculo y habló con Dios. Sin voz, Ana, desde lo más íntimo de su ser, hizo lo que sus palabras no lograban expresar.
¡Ojo! El Padre no les presta atención a palabras vacías. ¡Interactuá con Dios!
¿Querés estar seguro? Buscá 1 Samuel, capítulo 1, versículo 9
“Pero Ana se levantó después de haber comido y bebido en Silo, y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en la silla (….) ella, muy angustiada, oraba al Señor y lloraba amargamente. E hizo voto y dijo: Oh Señor de los ejércitos…” 1 Samuel 1:9
Se refiere al Padre como Señor de ejércitos, ella lo necesitaba porque estaba luchando, pero iba perdiendo. “Soy amada, pero estoy enferma. Tengo una rival, pero el problema más grande es que mi vida no Te glorifica, y reconozco que yo no he actuado como una sierva hasta hoy. Y pasaron los años, estoy envejeciendo, ¡no es justo que creamos en un Dios maravilloso y mi vida siga igual!”
“Oh Señor de los ejércitos si Tú te dignas mirar la aflicción de Tu sierva, Te acuerdas de mí y no Te olvidas de Tu sierva, sino que das un hijo a Tu sierva, yo lo dedicaré al Señor por todos los días de su vida y nunca pasará navaja sobre su cabeza.” 1 Samuel 1:11.
La salvación es para los que se hacen siervos, y no para los religiosos. Mientras Ana fue religiosa solo fue avergonzada y derrotada en las batallas, pero cuando se hizo sierva, Dios no solo le contestó, sino que la justificó.
Una prueba más de que la religión separa al ser humano de Dios y a los seres humanos entre sí. La religión levanta una pared, pero cuando Jesús vino la derrumbó, ¡derrumbó la pared que nos separaba!
Dios permite que llegue al extremo del mal, para un bien inigualable. El mal que atravesó Ana provocó el primer gran milagro, y este milagro sucedió en la mente. “Tengo que dejar de llorar, de estar amargada y de contar con los demás.!” El primer milagro fue en la mente.
Y tenés que saber que si Dios permite que leas esta nota es porque no quiere que seas un fanático, un hipócrita, un estéril, o que tengas una vida infructífera. La vida de cada uno tiene que florecer, no para tu gloria, no para la gloria de su familia. En tu familia serás honrado, pero florecer es para la gloria de Dios.
Ana fue curada y honrada. Fue honrada siendo la madre de aquel que fue el mayor profeta de la historia que ungió al primero y segundo rey de Israel.
Cuando Dios permite que llegues al extremo de la esterilidad, de la injusticia, no es para que te reveles contra Dios, sino para que Le entregues esa situación y asumas tu posición contra la esterilidad ¡no contra Dios!