“Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”, (1º Pedro 2:5).
El versículo describe la condición en la que están los que un día oyeron la Palabra de Dios con respecto a la Salvación y tomaron la decisión de someter su vida a Él.
“Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.”, (Salmos 110:4).
Para el obispo Edir Macedo, Melquisedec representa al Señor Jesús. Miles de años después, el Señor transformó en sacerdotes a sus discípulos: “Cuando una persona se transforma en sacerdote eterno del Eterno, su mayor deseo es que todos reciban la Salvación. Tal vez usted sea una persona que ha vivido en el pecado, pero eso no importa si dentro suyo existe el deseo de ser transformado. Basta tomar la decisión de dejar una vida llena de impurezas y rendirse por completo a Él, así podrá ser un sacerdote.
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