“Y cuando los sacerdotes salieron del Santuario, la Nube llenó la Casa del Señor. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la Nube; porque la Gloria del Señor había llenado la Casa del Señor”. 1 Reyes 8:10-11
La Gloria no cohabita con la religiosidad
La Nube representaba la Presencia activa del Espíritu Santo. El texto es claro: la Gloria llenó la Casa después de que los sacerdotes salieron.
Esto revela 2 principios extremadamente espirituales:
- Dios no Divide Su Gloria con terceros; quiere que cada uno de nosotros tenga su propia experiencia con Él, independiente de los demás.
- La intervención humana, cuando está contaminada por la religiosidad, impide la Plena manifestación de Dios.
No es que Dios no quiera Usar a Sus siervos, sino que no comparte Su Gloria con las personas que buscan controlar, manipular u obtener protagonismo.
El obstáculo: el sistema de la religiosidad
El “ministrar” representa la estructura religiosa, el ritualismo, la dependencia de los hombres. Muchos hoy no buscan a Dios directamente, sino que les delegan su fe a los pastores, rabinos, curas o gurús.
Esta dependencia sustituye la relación viva y directa con el Espíritu Santo por una fe prestada, ritualista y tradicional, sin simplicidad, sinceridad, autenticidad y mucho menos Poder.
“… tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella…”. 2 Timoteo 3:5
El clamor del alma: ¡Que el Espíritu Santo actúe!
En cada Reunión, Vigilia o Evento de la Universal, no basta transmitir informaciones Bíblicas o repetir normas. Lo esencial es que la Gloria de Dios Descienda y que haya Arrepentimiento, Salvación, Bautismo con el Espíritu Santo y Transformación de vidas.
Para eso, el sacerdote debe salir. Es decir, el propio “yo”, el ego, la rutina religiosa y el control humano deben darle lugar al Espíritu Santo.
“… No con ejército, ni con fuerza, sino con Mi Espíritu, ha Dicho el Señor de los Ejércitos”. Zacarías 4:6
El enemigo: el espíritu religioso
Este espíritu engañador de la religiosidad intenta imitar la fe verdadera, pero está vacío de obediencia, confianza y poder.
Se manifiesta por medio del fanatismo, de la fe no inteligente, de la rutina sin transformación, de la dependencia de los líderes religiosos, de las doctrinas humanas y de los videos motivacionales en las redes sociales que intentan “reemplazar” la Palabra Viva.
“Este pueblo de labios Me honra; mas su corazón está lejos de Mí”. Mateo 15:8
El resultado: una Iglesia (Pueblo) llena de la Gloria de Dios
Cuando el Espíritu Santo tiene libertad para actuar:
- Hay indignación santa contra el pecado, temor reverente, gratitud, perseverancia, misericordia, justicia, santidad.
- Las personas no salen igual: son liberadas en su entendimiento, encendidas en su espíritu, selladas en su alma por el Espíritu Santo y renovadas en su fe.
- El objetivo no es una Reunión “bonita”, sino un ambiente propicio para llevar a las personas a ser una habitación (casa) para la Gloria de Dios.
Conclusión: que el sacerdote salga para que la Gloria entre
- No se trata de eliminar al Obispo, Pastor o Auxiliar, sino de rendirlo al Espíritu Santo.
- No se trata de rechazar la enseñanza Bíblica, sino de vivirla con sinceridad y poder.
- No se trata de vaciar los templos, sino de llenarlos de la Presencia Viva de Dios, con un pueblo lleno de Su Presencia y vacío de religiosidad.
“… donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. 2 Corintios 3:17
¡Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes❗️
Obispo Julio Freitas
