Se debe buscar a Dios por quien Él es, no por las bendiciones.
Quien se apartó de Dios es porque colocó su enfoque en los beneficios, las bendiciones.
Porque así dice el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: Habito en lo alto y santo, y también con el contrito y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los contritos. Isaías 57:15
Dios es un Dios de detalles. Por eso nosotros debemos ser atentos a ellos, porque ellos también pueden ser indicadores de problemas internos en nosotros.
Quien es humilde de espíritu mira para sí mismo, para reconocer y reparar su error.
La bendición puede llegar con dolor o sin dolor. Nosotros definimos cómo lo queremos con nuestras elecciones.
La falta de temor a Dios nos lleva a recibir la bendición, pero con dolor.
La fe debe ser usada para temer y obedecer, no solo para alcanzar bendiciones.
Creer + temer = obediencia incondicional, comprendiendo mucho, poco o nada y blindaje total de nuestra fe.
Y llamó Isaac a Jacob, lo bendijo y le ordenó, diciendo: No tomarás mujer de entre las hijas de Canaán. Génesis 28:1
Si mezclamos la fe con la falta de temor, podemos alcanzar bendiciones, pero con dolores.
La falta de temor genera desobediencia y, la desobediencia causa consecuencias.
Cuando desobedecemos y queremos apresurar la bendición, traemos dolor. Y este dolor no solo nos afecta a nosotros, sino a quienes nos rodean o harán parte de nuestras vidas en un futuro.
La obediencia nos lleva a disfrutar al máximo las bendiciones.
Saber esperar es necesario, porque en la espera somos moldeados.
Si uno no está preparado para recibir, traerá maldición para sí mismo.
