Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Samuel 13
1 Saúl tenía treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta y dos años sobre Israel.
2 Saúl escogió para sí tres mil hombres de Israel, de los cuales dos mil estaban con Saúl en Micmas y en la región montañosa de Betel, y mil estaban con Jonatán en Geba de Benjamín. Y al resto del pueblo lo despidió cada uno a su tienda.
3 Y Jonatán hirió la guarnición de los filisteos que estaba en Geba, y lo supieron los filisteos. Entonces Saúl tocó la trompeta por toda la tierra diciendo: Oigan los hebreos.
4 Y todo Israel oyó decir que Saúl había herido la guarnición de los filisteos, y también que Israel se había hecho odioso a los filisteos. Entonces el pueblo se reunió con Saúl en Gilgal.
5 Y los filisteos se reunieron para pelear contra Israel: treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo y gente tan numerosa como la arena a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén.
6 Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en un apuro (pues el pueblo estaba en gran aprieto), el pueblo se escondió en cuevas, en matorrales, en peñascos, en sótanos y en fosos.
7 También algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad. Pero Saúl estaba todavía en Gilgal, y todo el pueblo le seguía tembloroso.
8 El esperó siete días, conforme al tiempo que Samuel había señalado, pero Samuel no llegaba a Gilgal, y el pueblo se le dispersaba.
9 Entonces Saúl dijo: Traedme el holocausto y las ofrendas de paz. Y él ofreció el holocausto.
10 Y sucedió que tan pronto como terminó de ofrecer el holocausto, he aquí que Samuel vino; y Saúl salió a su encuentro para saludarle.
11 Pero Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Como vi que el pueblo se me dispersaba, que tú no llegabas dentro de los días señalados y que los filisteos estaban reunidos en Micmas,
12 me dije: “Ahora los filisteos descenderán contra mí en Gilgal, y no he implorado el favor del Señor.” Así que me vi forzado, y ofrecí el holocausto.
13 Y Samuel dijo a Saúl: Has obrado neciamente; no has guardado el mandamiento que el Señor tu Dios te ordenó, pues ahora el Señor hubiera establecido tu reino sobre Israel para siempre.
14 Pero ahora tu reino no perdurará. El Señor ha buscado para sí un hombre conforme a su corazón, y el Señor le ha designado como príncipe sobre su pueblo porque tú no guardaste lo que el Señor te ordenó.
15 Entonces Samuel se levantó y subió de Gilgal a Guibeá de Benjamín. Y Saúl contó el pueblo que se hallaba con él, como seiscientos hombres.
16 Y Saúl, su hijo Jonatán y el pueblo que se hallaba con ellos, estaban situados en Geba de Benjamín, mientras los filisteos acampaban en Micmas.
17 Y salieron los merodeadores del campamento de los filisteos en tres compañías; una compañía se dirigió por el camino de Ofra, a la tierra de Sual,
18 otra compañía se dirigió por el camino de Bet-horón y la otra compañía se dirigió por el camino de la frontera que mira sobre el valle de Zeboim, hacia el desierto.
19 En toda la tierra de Israel no podía hallarse ningún herrero, pues los filisteos decían: No sea que los hebreos hagan espadas o lanzas.
20 Y todo Israel tenía que descender a los filisteos, cada cual para afilar la reja de su arado, su azuela, su hacha o su aguijada.
21 El precio era dos tercios de siclo por las rejas de arado, las azuelas, las horquillas, las hachas, y para arreglar las aguijadas.
22 Y sucedió que en el día de la batalla, no había espada ni lanza en mano de ninguna de la gente que estaba con Saúl y Jonatán, pero sí las había en mano de Saúl y de su hijo Jonatán.
23 Y la guarnición de los filisteos salió hacia el paso de Micmas.
Romanos 11
1 Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
2 Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció con anterioridad. ¿O no sabéis lo que dice la Escritura en el pasaje sobre Elías, cómo suplica a Dios contra Israel:
3 Señor, han dado muerte a tus profetas, han derribado tus altares; y yo solo he quedado y atentan contra mi vida?
4 Pero, ¿qué le dice la respuesta divina?: Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla a Baal.
5 Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia de Dios.
6 Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
7 Entonces ¿qué? Aquello que Israel busca no lo ha alcanzado, pero los que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron endurecidos;
8 tal como está escrito: Dios les dio un espiritu de estupor, ojos con que no ven y oidos con que no oyen, hasta el dia de hoy.
9 Y David dice: Su banquete se convierta en lazo y en trampa, y en piedra de tropiezo y en retribucion para ellos.
10 Oscurezcanse sus ojos para que no puedan ver, y dobla sus espaldas para siempre.
11 Digo entonces: ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ningún modo! Pero por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para causarles celos.
12 Y si su transgresión es riqueza para el mundo, y su fracaso es riqueza para los gentiles, ¡cuánto más será su plenitud!
13 Pero a vosotros hablo, gentiles. Entonces, puesto que yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio,
14 si en alguna manera puedo causar celos a mis compatriotas y salvar a algunos de ellos.
15 Porque si el excluirlos a ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?
16 Y si el primer pedazo de masa es santo, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
17 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo,
18 no seas arrogante para con las ramas; pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti.
19 Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.
20 Muy cierto; fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme;
21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará.
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; severidad para con los que cayeron, pero para ti, bondad de Dios si permaneces en su bondad; de lo contrario también tú serás cortado.
23 Y también ellos, si no permanecen en su incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.
24 Porque si tú fuiste cortado de lo que por naturaleza es un olivo silvestre, y contra lo que es natural fuiste injertado en un olivo cultivado, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis sabios en vuestra propia opinión: que a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
26 y así, todo Israel será salvo; tal como está escrito: El Libertador vendra de Sion; apartara la impiedad de Jacob.
27 Y este es mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.
28 En cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección de Dios, son amados por causa de los padres;
29 porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.
30 Pues así como vosotros en otro tiempo fuisteis desobedientes a Dios, pero ahora se os ha mostrado misericordia por razón de la desobediencia de ellos,
31 así también ahora éstos han sido desobedientes, para que por la misericordia mostrada a vosotros, también a ellos ahora les sea mostrada misericordia.
32 Porque Dios ha encerrado a todos en desobediencia para mostrar misericordia a todos.
33 ¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!
34 Pues, ¿quien ha conocido la mente del Señor?, ¿o quien llego a ser su consejero?,
35 ¿o quien le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar?
36 Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén.
Jeremías 50
1 Palabra que el Señor habló acerca de Babilonia, la tierra de los caldeos, por medio del profeta Jeremías:
2 Anunciadlo entre las naciones y hacedlo oír; levantad estandarte, hacedlo oír. No lo ocultéis, sino decid: “Ha sido tomada Babilonia, está avergonzado Bel, destrozado Merodac; han sido avergonzadas sus imágenes, destrozados sus ídolos.”
3 Porque ha subido contra ella una nación del norte que hará de su tierra objeto de horror, y no habrá habitante en ella. Tanto hombres como animales habrán huido, se habrán ido.
4 En aquellos días y en aquel tiempo —declara el Señor— vendrán los hijos de Israel, ellos junto con los hijos de Judá; vendrán andando y llorando, y al Señor su Dios buscarán.
5 Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán sus rostros; vendrán para unirse al Señor en un pacto eterno que no será olvidado.
6 Ovejas perdidas ha venido a ser mi pueblo; sus pastores las han descarriado, haciéndolas vagar por los montes; han andado de monte en collado y han olvidado su lugar de descanso.
7 Todos los que los hallaban, los devoraban; y sus enemigos han dicho: “No somos culpables, porque ellos han pecado contra el Señor, morada de justicia, el Señor, esperanza de sus padres.”
8 Huid de en medio de Babilonia, y salid de la tierra de los caldeos; sed como machos cabríos al frente del rebaño.
9 Porque he aquí, yo hago despertar y subir contra Babilonia una horda de grandes naciones de la tierra del norte, que se alinearán para la batalla contra ella; desde allí será llevada cautiva. Sus flechas serán como de diestro guerrero que no vuelve con las manos vacías.
10 Y Caldea se convertirá en botín; todos los que la saqueen se saciarán —declara el Señor.
11 Porque os alegráis, porque os regocijáis, saqueadores de mi heredad, porque saltáis como novilla trilladora y relincháis como caballos sementales,
12 vuestra madre se avergonzará en gran manera, será humillada la que os dio a luz. He aquí, será la última de las naciones: desierto, sequedal y yermo.
13 A causa del enojo del Señor, no será habitada, sino que estará desolada toda ella; todo el que pase por Babilonia se quedará atónito y silbará a causa de todas sus heridas.
14 Poneos en orden contra Babilonia en derredor, todos los que entesáis el arco; tirad contra ella, no escatiméis las flechas, porque ha pecado contra el Señor.
15 Alzad grito de guerra contra ella en derredor. Se ha rendido, caen sus columnas, son derribadas sus murallas. Porque esta es la venganza del Señor: tomad venganza de ella; como ella ha hecho, así haced con ella.
16 Exterminad de Babilonia al sembrador y al que maneja la hoz en tiempo de la siega; ante la espada opresora, cada uno volverá a su pueblo, cada uno huirá a su tierra.
17 Rebaño descarriado es Israel; los leones lo han ahuyentado. Primero lo devoró el rey de Asiria, y después Nabucodonosor, rey de Babilonia, quebró sus huesos.
18 Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí, castigaré al rey de Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de Asiria.
19 “Y volveré a traer a Israel a su pastizal, y pacerá en el Carmelo y en Basán, y se saciarán sus deseos en la región montañosa de Efraín y en Galaad.
20 “En aquellos días y en aquel tiempo” —declara el Señor— “se buscará la iniquidad de Israel, pero no habrá ninguna, y los pecados de Judá, pero no se hallarán; porque perdonaré a los que yo haya dejado como remanente.”
21 Sube contra la tierra de Merataim, contra ella y contra los habitantes de Pecod. Mátalos y destrúyelos —declara el Señor— y haz conforme a todo lo que te he ordenado.
22 ¡Estruendo de guerra en el país, y gran destrucción!
23 ¡Cómo ha sido cortado y quebrado el martillo de toda la tierra! ¡Cómo se ha convertido Babilonia en objeto de horror entre las naciones!
24 Babilonia, te puse lazo, y fuiste atrapada, y tú no te diste cuenta; has sido sorprendida y apresada porque te pusiste a provocar al Señor.
25 El Señor ha abierto su arsenal y ha sacado las armas de su indignación, porque esta es obra del Señor, Dios de los ejércitos, en la tierra de los caldeos.
26 Venid contra ella desde los últimos confines; abrid sus graneros, convertidla en montones y destruidla por completo; que no le quede nada.
27 Pasad a espada todos sus novillos; que desciendan al matadero. ¡Ay de ellos, porque ha llegado su día, la hora de su castigo!
28 Se oye la voz de los fugitivos y evadidos de la tierra de Babilonia anunciando en Sion la venganza del Señor nuestro Dios, la venganza de su templo.
29 Reclutad arqueros contra Babilonia, a todos los que entesan el arco; acampad contra ella por todos lados, que no haya escape. Dadle el pago conforme a su obra; conforme a todo lo que ha hecho, así haced con ella; porque se ha vuelto insolente contra el Señor, contra el Santo de Israel.
30 Por tanto sus jóvenes caerán en sus calles, y todos sus hombres de guerra serán silenciados en aquel día —declara el Señor.
31 He aquí, estoy contra ti, arrogante, —declara el Señor, Dios de los ejércitos— porque ha llegado tu día, la hora en que te castigaré.
32 Y la arrogante tropezará y caerá sin que nadie la levante; y prenderé fuego a sus ciudades, el cual devorará todos sus alrededores.
33 Así dice el Señor de los ejércitos: Oprimidos están los hijos de Israel y los hijos de Judá a una; todos los que los tomaron cautivos los han retenido, se han negado a soltarlos.
34 Pero su Redentor es fuerte, el Señor de los ejércitos es su nombre; defenderá su causa con energía para traer reposo a la tierra y turbación a los habitantes de Babilonia.
35 Espada contra los caldeos —declara el Señor— y contra los habitantes de Babilonia, contra sus oficiales y sus sabios.
36 Espada contra los impostores, y se volverán necios. Espada contra sus valientes, y serán destrozados.
37 Espada contra sus caballos y contra sus carros, y contra todos los extranjeros que están en medio de ella, y serán como mujeres. Espada contra sus tesoros, y serán saqueados.
38 Sequía sobre sus aguas, y se secarán; porque es una tierra de ídolos, y se vuelven locos por sus horribles ídolos.
39 Por tanto, allí vivirán las fieras del desierto junto con las hienas, también vivirán avestruces en ella; nunca más será habitada ni poblada por generación y generación.
40 Como cuando Dios destruyó a Sodoma, a Gomorra y a sus ciudades vecinas —declara el Señor— ningún hombre habitará allí, ni residirá en ella hijo de hombre.
41 He aquí, un pueblo viene del norte, una gran nación, y muchos reyes se levantarán de los confines de la tierra.
42 Empuñan arco y jabalina; son crueles y no tienen misericordia. Su voz ruge como el mar, y a caballo van montados, alineados como un solo hombre para la batalla contra ti, hija de Babilonia.
43 Ha oído el rey de Babilonia noticias de ellos, y flaquean sus manos; la angustia se ha apoderado de él, agonía como de mujer de parto.
44 He aquí que uno subirá como león de la espesura del Jordán a un pastizal de perenne verdor, y en un instante le haré huir de él, y al que sea escogido nombraré sobre él. Porque ¿quién es como yo y quién me citará a juicio? ¿Quién es el pastor que me podrá resistir?
45 Por tanto, oíd el plan que el Señor ha trazado contra Babilonia, y los designios que ha decretado contra la tierra de los caldeos; ciertamente los arrastrarán, aun a los más pequeños del rebaño; ciertamente a causa de ellos hará una desolación de su pastizal.
46 Al grito de ¡Babilonia ha sido tomada!, la tierra tiembla y el clamor se oye entre las naciones.
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