Hoy comenzó con el caso verídico de Patricia, quien vivía una vida marcada por el sufrimiento.
Desde niña sufría a causa de las enfermedades y el insomnio. En la adolescencia se metió en los vicios y, a causa del dolor que sentía en el alma, llegó a autolesionarse: “No tenía ganas de vivir”, detalló.
Así llegó a la Universal. Empezó a escuchar la Palabra y a tomar decisiones de acuerdo con lo que Dios quería. Cuando llegó la Hoguera Santa, hizo su Sacrificio Total por un cambio de vida. “Después de subir al Altar y entregar mi voluntad, recibí al Espíritu Santo, la certeza de que Él estaba conmigo”, contó.
De esta manera, entendemos que, cuando decidimos entregarle a Dios el alma herida, el espíritu oprimido y el cuerpo marcado, recibimos Su Espíritu, que nos transforma y nos hace verdaderamente felices.
Antes de finalizar, el Obispo Julio respondió la siguiente pregunta: “¿Cómo ser libre de las maldiciones?”
· Tomando la decisión correcta, la que se basa en la Palabra de Dios.
El primer paso es definir un objetivo espiritual concreto (liberación, conversión, Bautismo con el Espíritu Santo), e invertir cada día para alcanzarlo.
“Extendí Mis Manos todo el día hacia un pueblo rebelde, que anda por el camino que no es bueno, en pos de sus pensamientos…». Isaías 65:2
Dios nos extiende Sus Manos, pero nosotros tenemos que agarrarlas. No debemos esperar nada de nadie ni andar según nuestros pensamientos; debemos andar según los Pensamientos de Dios, basándonos en Su Palabra.
Así, Él nos guiará y pasaremos a ver lo bueno en nuestra vida y en nuestra familia.
