“Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?”, (Juan 8:3-5)
Los que más perseguían a Jesús, eran los más religiosos. Ellos le trajeron a esa mujer para probarlo. Pero Jesús era muy inteligente porque estaba lleno del Espíritu Santo. Es por eso que siempre insistimos en que Lo busque para que cuando tenga que tomar una actitud no se preocupe, porque Él hablará por usted.
“Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.”, (Juan 8:6-8). Él no respondió nada, su humildad era impresionante, pero insistían porque eso es lo que el diablo hace.
Jesús estaba inclinado escribiendo en la tierra, porque todo lo que se escribe en la tierra se borra. Él vino para ser el Cordero de Dios que borra el pecado del mundo.
Si seguimos leyendo dice: “Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”, (Juan 8:9-11).
Jesús no peleó con ellos, usó la sabiduría del Espíritu Santo. Él dijo algo importante, “Ni yo te condeno”. Si Él no condena, nadie lo puede condenar. El apóstol Pablo perseguía a cristianos y el día que tuvo un encuentro con Jesús, Él lo perdonó y él se convirtió en un hombre de Dios. No importa lo que haya hecho, si reconoce su error, se arrepiente, Jesús borra su pecado y usted se convierte en una nueva criatura, es por eso que debe aferrarse a Él.
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