Carina describe que no tenía motivos para vivir y que no entendía por qué le tocaba sufrir tanto: “Tenía mucho odio y mucho rencor porque no había conocido a mi mamá. Sufrí muchos abusos, me crié sola y siempre estaba pensando en por qué mi mamá me había abandonado.
Cuando era jovencita comencé una relación con un chico. Me fui a vivir con él y fue una tortura. Él me golpeaba y sufrí muchos abusos.
Cuando él me rompió la nariz, mi familia se dio cuenta de lo que estaba pasando y me ayudaron a escaparme y venir a Buenos Aires.
Conocí a mi actual esposo y me escapé con él. Intentamos tener una vida buena, él hacía de todo para que construyamos una vida juntos, pero yo no podía. Trataba muy mal a mi hija mayor, no sentía nada por ella y quería abandonarla.
Un día conocí la Universal, era una muerta en vida, vivía porque mi corazón seguía latiendo. Cuando encontré a Dios el vacío, ese dolor del alma se fue de mí.”. recuerda Carina.
Hoy ella disfruta de una vida maravillosa porque aprendió a vivir por la fe y eso se nota en su sonrisa verdadera y en el brillo de sus ojos.
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