Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Samuel 12
1 Entonces el Señor envió a Natán a David. Y vino a él y le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.
2 El rico tenía muchas ovejas y vacas.
3 Pero el pobre no tenía más que una corderita que él había comprado y criado, la cual había crecido junto con él y con sus hijos. Comía de su pan, bebía de su copa y dormía en su seno,
y era como una hija para él.
4 Vino un viajero al hombre rico y éste no quiso tomar de sus ovejas ni de sus vacas para preparar comida para el caminante que había venido a él, sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre y la preparó para el hombre que había venido a él.
5 Y se encendió la ira de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive el Señor, que ciertamente el hombre que hizo esto merece morir;
6 y debe pagar cuatro veces por la cordera, porque hizo esto y no tuvo compasión.
7 Entonces Natán dijo a David: Tú eres aquel hombre. Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te ungí rey sobre Israel y te libré de la mano de Saúl.
8 “Yo también entregué a tu cuidado la casa de tu señor y las mujeres de tu señor, y te di la casa de Israel y de Judá; y si eso hubiera sido poco, te hubiera añadido muchas cosas como éstas.
9 “¿Por qué has despreciado la palabra del Señor haciendo lo malo a sus ojos? Has matado a espada a Urías hitita, y has tomado a su mujer para que sea mujer tuya, y lo has matado con la espada de los hijos de Amón.
10 “Ahora pues, la espada nunca se apartará de tu casa, porque me has despreciado y has tomado la mujer de Urías hitita para que sea tu mujer.”
11 Así dice el Señor: “He aquí, de tu misma casa levantaré el mal contra ti; y aun tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu compañero, y éste se acostará con tus mujeres a plena luz del día.
12 “En verdad, tú lo hiciste en secreto, pero yo haré esto delante de todo Israel, y a plena luz del sol.”
13 Entonces David dijo a Natán: He pecado contra el Señor. Y Natán dijo a David: El Señor ha quitado tu pecado; no morirás.
14 Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos del Señor, ciertamente morirá el niño que te ha nacido.
15 Y Natán regresó a su casa. Y el Señor hirió al niño que la viuda de Urías dio a David, y se puso muy enfermo.
16 David rogó a Dios por el niño; y ayunó, y fue y pasó la noche acostado en el suelo.
17 Y los ancianos de su casa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, mas él no quiso, y no comió pan con ellos.
18 Sucedió que al séptimo día el niño murió; y los siervos de David temían informarle que el niño había muerto, pues se decían: He aquí, cuando el niño estaba todavía vivo, le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo, pues, vamos a decirle que el niño ha muerto? Puede hacerse daño.
19 Pero viendo David que sus siervos susurraban entre sí, comprendió que el niño había muerto, y dijo a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.
20 Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropa; entró en la casa del Señor y adoró. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió.
21 Y sus siervos le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho? Mientras el niño vivía, ayunabas y llorabas, pero cuando el niño murió, te levantaste y comiste pan.
22 Y él respondió: Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía: “¿Quién sabe si el Señor tendrá compasión de mí y el niño viva?”
23 Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré a él, pero él no volverá a mí.
24 Y David consoló a Betsabé su mujer, y vino a ella y se acostó con ella; y ella dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Salomón. Y el Señor lo amó,
25 y envió un mensaje por medio del profeta Natán, y le puso el nombre de Jedidías, por causa del Señor.
26 Joab combatió contra Rabá de los hijos de Amón, y conquistó la ciudad real.
27 Entonces Joab envió mensajeros a David que le dijeran: He combatido contra Rabá, y también he tomado la ciudad de las aguas.
28 Ahora pues, reúne el resto del pueblo y acampa contra la ciudad y tómala, no sea que tome yo la ciudad y sea llamada por mi nombre.
29 Reunió David a todo el pueblo y fue a Rabá, y peleó contra ella y la tomó.
30 Quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro y tenía una piedra preciosa, y fue puesta sobre la cabeza de David. Y él sacó botín de la ciudad en grandes cantidades.
31 Y la gente que había en ella, la sacó y la puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas de hierro, también la puso a trabajar en los hornos de ladrillos. Así hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Entonces regresó David con todo el pueblo a Jerusalén.
2° Corintios 5
1 Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos.
2 Pues, en verdad, en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos con nuestra habitación celestial;
3 y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos.
4 Porque asimismo, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, pues no queremos ser desvestidos, sino vestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
5 Y el que nos preparó para esto mismo es Dios, quien nos dio el Espíritu como garantía.
6 Por tanto, animados siempre y sabiendo que mientras habitamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
7 (porque por fe andamos, no por vista);
8 pero cobramos ánimo y preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar con el Señor.
9 Por eso, ya sea presentes o ausentes, ambicionamos serle agradables.
10 Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo.
11 Por tanto, conociendo el temor del Señor, persuadimos a los hombres, pero a Dios somos manifiestos, y espero que también seamos manifiestos en vuestras conciencias.
12 No nos recomendamos otra vez a vosotros, sino que os damos oportunidad de estar orgullosos de nosotros, para que tengáis respuesta para los que se jactan en las apariencias y no en el corazón.
13 Porque si estamos locos, es para Dios; y si estamos cuerdos, es para vosotros.
14 Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron;
15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16 De manera que nosotros de ahora en adelante ya no conocemos a nadie según la carne; aunque hemos conocido a Cristo según la carne, sin embargo, ahora ya no le conocemos así.
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.
18 Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
19 a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os rogamos: ¡Reconciliaos con Dios!
21 Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.
Ezequiel 19
1 Y tú, eleva una elegía por los príncipes de Israel,
2 y di: “¿Qué era tu madre? una leona entre leones. Echada en medio de leoncillos, crió a sus cachorros.
3 “Cuando exaltó a uno de sus cachorros, éste se hizo león, y aprendió a desgarrar su presa; devoró hombres.
4 “Entonces oyeron de él las naciones; en su foso fue capturado, y lo llevaron con garfios a la tierra de Egipto.
5 “Cuando ella vio, mientras aguardaba, que su esperanza estaba perdida, tomó otro de sus cachorros y lo hizo un leoncillo.
6 “Y él andaba entre los leones; hecho ya un leoncillo, y aprendió a desgarrar su presa; devoró hombres;
7 destruyó sus torres fortificadas y asoló sus ciudades; la tierra y cuanto había en ella estaban aterrados por el estruendo de sus rugidos.
8 “Entonces se pusieron contra él los pueblos de las provincias de alrededor, y tendieron sobre él su red; en su foso fue capturado.
9 “Lo pusieron en una jaula con garfios y lo llevaron al rey de Babilonia; lo llevaron enjaulado para que no se oyera más su voz en los montes de Israel.
10 “Tu madre era como una vid en tu viña, plantada junto a las aguas; estaba llena de frutos y ramas por la abundancia de aguas.
11 “Tenía ramas fuertes propias para cetros de gobernantes, y su estatura se elevó hasta en medio de las nubes, y fue vista a causa de su altura y por sus muchos sarmientos.
12 “Pero fue arrancada con furor, derribada a tierra, y el viento solano secó su fruto; su rama fuerte fue quebrada y se secó; el fuego la consumió.
13 “Y ahora está plantada en el desierto, en una tierra árida y reseca.
14 “Y ha salido fuego de su rama, ha consumido sus pámpanos y su fruto, y no queda en ella rama fuerte, para cetro de gobernante.” Esta es una elegía, y de elegía servirá.
Acompañe la lectura del 258° día ingresando aquí.
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