Cuanto más pasa el tiempo, más comparamos los acontecimientos del tiempo de Jesús con los de la actualidad, entonces vemos lo semejantes que son y cómo nuestro Señor, ya en aquel tiempo, advertía a los discípulos al respecto de las mismas situaciones que hoy oímos, incansablemente, a Dios alertarnos a través del obispo Macedo.
Estoy hablando del bautismo con el Espíritu Santo. No basta con frecuentar la iglesia, recibir un milagro aquí, otro allí; no basta con ejercer la función de obrero, pastor u obispo. La Obra de Dios solo es completa en la vida de una persona cuando ella recibe el sello del Espíritu Santo.
Nadie convivió más cerca del Señor Jesús en este mundo que Sus discípulos. Imagínese convivir con Jesús durante largo tiempo, verlo cara a cara, oír Su voz, comer con Él, verlo expulsando demonios, curando enfermos, resucitando muertos, caminando sobre el mar, recibiendo Sus enseñanzas, qué maravilloso sería, ¿no es verdad?
Pero, incluso así, no fue suficiente para que Jesús considerara a Pedro convertido, ya que, al término de 3 años, conviviendo lado a lado con el Maestro, Jesús le dijo a él:
…y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Lucas 22:32
A Felipe le dijo:
¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? Juan 14:9
A Tomás le dijo:
Pon aquí tu dedo, y mira Mis manos; y acerca tu mano, y métela en Mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Juan 20:27
Solamente después de recibir el Espíritu de la fe, ellos lograron poner en práctica la fe bíblica, que pasó a ser el arma para enfrentar y vencer al infierno, a las persecuciones y a las adversidades que vinieron después de que Jesús fuera elevado al cielo, para dar proseguimiento a Su Obra gloriosa hasta los días de hoy. Él dijo:
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad…” Juan 16:12-13
Queda bien clara aquí la importancia de que usted no se acomode con las conquistas materiales, físicas o sentimentales. Empéñese en recibir el Espíritu Santo, Él es la garantía de nuestra salvación.
En Él también vosotros, después de escuchar el Mensaje de la verdad, el Evangelio de vuestra Salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia… Efesios 1:13-14
Para que usted pueda ser de Dios es necesario que nazca de Él que reciba el sello de Su Espíritu, de lo contrario:
…Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él.
Romanos 8:9