Una de las mayores catástrofes naturales de la historia de Texas (Estados Unidos) se abatió sobre la población norteamericana la última semana de agosto. El huracán Harvey alcanzó primero a la ciudad de Rockport, a las 22 horas del 25 de agosto pasado, e inmediatamente después llegó a otras ciudades que fueron igualmente destruidas.
Harvey se había convertido en un huracán de escala 4 cuando alcanzó Rockport. Con el pasar de los días perdió fuerza y llegó a la capital texana, Houston, como una tempestad tropical. Aunque no por eso el estrago causado fue pequeño. De acuerdo con el gobernador de Texas, Greg Abbott, el perjuicio causado supera los daños de los huracanes Katrina y Sandy, pudiendo llegar a 180 miles de millones de dólares.
Harvey alcanzó cerca de 480 kilómetros de extensión territorial con fuertes lluvias y vientos de más de 200 km/h. La catástrofe le quitó la vida, al menos, a 70 personas y desalojó por daños o amenaza de derrumbes a más de un millón.
La Universal en Texas
La Universal está presente en 24 ciudades texanas, con un total de 31 iglesias. Cinco de esas iglesias están ubicadas en la capital de Houston, donde vive el obispo Guaracy Santos, responsable de la Universal en español en el estado.
“De las 31 iglesias, solamente afectó el techo de dos, la de Pasadena y Corpus Christi, causando evacuaciones que, gracias a Dios, no tuvieron mayores consecuencias”, explica el obispo. “A pesar de eso, la mayoría de los miembros no pudo participar en las reuniones el domingo 27 y el lunes 28 en la sede de Houston. Eso se debió a que todas las vías que dan acceso estaban completamente inundadas.”
Ante la imposibilidad de que las personas fueran a la Universal a buscar la Palabra de Dios, la Iglesia decidió ir hacia las personas, llevando el amor que Jesús tiene por cada ser humano.
Evangelizadores incansables
La mañana del martes 29, los pastores y los obreros de la Universal comenzaron el trabajo de evangelización en las calles destrozadas de los alrededores de Houston. Inmediatamente comenzó un “movimiento”, en el cual cada ciudadano auxiliaba a las víctimas de Harvey como podía.
“Solidaridad no tiene religión. Ese es el pensamiento de todos aquellos que, de hecho, aman a Dios y forman parte de nuestro ejército”, afirma el obispo Guaracy.
Al igual que otras entidades, la Universal también se movilizó para recaudar ropa, agua, alimentos y kits de higiene personal a fin de realizar donaciones. Diversos camiones y minivanes se dirigieron a la sede de la Universal de Houston para recoger los ítems. Después, los evangelizadores se acercaron a las víctimas de Harvey para socorrerlos.
“En el estado de Texas, no hay opciones de transporte público y muchos perdieron el único auto que tenían para trasladarse, lo cual los apresó en sus hogares, ahora devastados, sin lo mínimo para que sobrevivieran”, explica el obispo. “Como no podía ser diferente, además de transformar la iglesia sede en un centro de ayuda comunitaria, miembros, obreros y pastores de la Universal se movilizaron para socorrer a familias enteras. En autos particulares, cada uno salió en diferentes direcciones para llevar el sustento a aquellos que estaban pasando por necesidades básicas.”
Aun llevará, por lo menos, algunos meses para que las familias texanas puedan restablecerse y normalizar sus vidas. Hasta que eso suceda, la Universal sigue llevando la Palabra de Dios, más allá de ropa y sustento.
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