Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Reyes 1
1 Moab se rebeló contra Israel después de la muerte de Acab.
2 Y Ocozías se cayó por la celosía del aposento alto que tenía en Samaria, y se enfermó. Y envió mensajeros, a los que dijo: Id, consultad a Baal-zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad.
3 Entonces el ángel del Señor dijo a Elías tisbita: Levántate, sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria y diles: “¿No hay acaso Dios en Israel para que vayáis a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón?”
4 Por tanto, así dice el Señor: “No bajarás del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás.” Entonces Elías se fue.
5 Cuando volvieron los mensajeros al rey, él les dijo: ¿Por qué habéis vuelto?
6 Y ellos respondieron: Un hombre subió a nuestro encuentro y nos dijo: “Id, volved al rey que os envió, y decidle: ‘Así dice el Señor: “¿Acaso porque no hay Dios en Israel envías a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? Por tanto, no bajarás del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás.”
7 Y él les dijo: ¿Qué aspecto tenía el hombre que subió a vuestro encuentro y os habló estas palabras?
8 Ellos le respondieron: Era un hombre cubierto de pelo, con un cinturón de cuero ceñido a sus lomos. Y él dijo: Es Elías tisbita.
9 Entonces el rey envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres. Y éste subió a él, y he aquí, Elías estaba sentado en la cumbre del monte, y le dijo: Hombre de Dios, el rey dice: “Desciende.”
10 Respondió Elías y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta. Entonces descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta.
11 De nuevo envió a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta que le habló y le dijo: Hombre de Dios, así dice el rey: “Desciende inmediatamente.”
12 Y respondió Elías y les dijo: Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta. Entonces el fuego de Dios descendió del cielo y lo consumió a él y a sus cincuenta.
13 De nuevo el rey le envió al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta. Y cuando el tercer capitán de cincuenta subió, vino y se postró de rodillas delante de Elías y le rogó, diciéndole: Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos cincuenta siervos tuyos sean preciosas ante tus ojos.
14 He aquí que ha descendido fuego del cielo y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; mas ahora, sea mi vida preciosa ante tus ojos.
15 Entonces el ángel del Señor dijo a Elías: Desciende con él y no le tengas miedo. Se levantó Elías y descendió con él al rey,
16 y le dijo: Así dice el Señor: “Por cuanto has enviado mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón, ¿acaso porque no hay Dios en Israel para consultar su palabra?, no bajarás por tanto del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás.”
17 Ocozías murió conforme a la palabra del Señor que Elías había hablado. Y Joram reinó en su lugar en el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá, porque Ocozías no tenía ningún hijo.
18 Los demás hechos de Ocozías, lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?
2° Tesalonicenses 1
1 Pablo, Silvano y Timoteo: A la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:
2 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios el Padre y del Señor Jesucristo.
3 Siempre tenemos que dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe aumenta grandemente, y el amor de cada uno de vosotros hacia los demás abunda más y más;
4 de manera que nosotros mismos hablamos con orgullo de vosotros entre las iglesias de Dios, por vuestra perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportáis.
5 Esta es una señal evidente del justo juicio de Dios, para que seáis considerados dignos del reino de Dios, por el cual en verdad estáis sufriendo.
6 Porque después de todo, es justo delante de Dios retribuir con aflicción a los que os afligen,
7 y daros alivio a vosotros que sois afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego,
8 dando retribución a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús.
9 Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,
10 cuando El venga para ser glorificado en sus santos en aquel día y para ser admirado entre todos los que han creído; porque nuestro testimonio ha sido creído por vosotros.
11 Con este fin también nosotros oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os considere dignos de vuestro llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe, con poder,
12 a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en vosotros, y vosotros en El, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Daniel 5
1 El rey Belsasar dio un gran banquete a mil de sus nobles, y en presencia de los mil se puso a beber vino.
2 Mientras saboreaba el vino, Belsasar ordenó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su padre había sacado del templo que estaba en Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas.
3 Entonces trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del templo, la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas bebieron en ellos.
4 Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra.
5 De pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso de la mano que escribía.
6 Entonces el rostro del rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, las coyunturas de sus caderas se le relajaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra.
7 El rey gritó fuertemente que trajeran a los encantadores, a los caldeos y a los adivinos. El rey habló, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que pueda leer esta inscripción y declararme su interpretación, será vestido de púrpura, llevará un collar de oro al cuello y tendrá autoridad como tercero en el reino.
8 Entonces entraron todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la inscripción ni dar a conocer al rey su interpretación.
9 Y el rey Belsasar se turbó en gran manera, su rostro palideció aún más; también sus nobles quedaron perplejos.
10 La reina, al enterarse de las palabras del rey y de sus nobles, entró en la sala del banquete y tomando la palabra, dijo: ¡Oh rey, vive para siempre! No te turben tus pensamientos ni se mude tu semblante.
11 Hay un hombre en tu reino en quien está el espíritu de los dioses santos; y en los días de tu padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los dioses. Y tu padre, el rey Nabucodonosor, tu padre el rey, lo nombró jefe de los magos, encantadores, caldeos y adivinos,
12 debido a que se halló un espíritu extraordinario, conocimiento e inteligencia, interpretación de sueños, explicación de enigmas y solución de problemas difíciles en este hombre, Daniel, a quien el rey llamaba Beltsasar. Llámese, pues ahora, a Daniel, y él declarará la interpretación.
13 Entonces Daniel fue traído ante el rey. El rey habló y dijo a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los deportados de Judá, que el rey mi padre trajo de Judá?
14 He oído de ti que el espíritu de los dioses está en ti, y que luz, inteligencia y extraordinaria sabiduría se hallan en ti.
15 Ahora mismo los sabios y encantadores fueron traídos delante de mí para que leyeran esta inscripción y me dieran a conocer su interpretación, pero no pudieron declarar la interpretación del escrito.
16 Mas yo he oído decir de ti que puedes dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Ahora, si puedes leer la inscripción y darme a conocer su interpretación, serás vestido de púrpura y llevarás un collar de oro al cuello, y tendrás autoridad como tercero en el reino.
17 Entonces Daniel respondió, y dijo delante del rey: Sean para ti tus regalos y da tus recompensas a otro. Yo leeré, sin embargo, la inscripción al rey y le daré a conocer su interpretación.
18 Oh rey, el Dios Altísimo concedió a tu padre Nabucodonosor soberanía, grandeza, gloria y majestad.
19 Y a causa de la grandeza que El le concedió, todos los pueblos, naciones y lenguas temían y temblaban delante de él; a quien quería, mataba, y a quien quería, dejaba con vida; exaltaba a quien quería, y a quien quería humillaba.
20 Pero cuando su corazón se enalteció y su espíritu se endureció en su arrogancia, fue depuesto de su trono real y su gloria le fue quitada.
21 Y fue echado de entre los hombres, su corazón se hizo semejante al de las bestias y con los asnos monteses tuvo su morada. Se le dio a comer hierba como al ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres y que pone sobre él a quien le place.
22 Mas tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón aunque sabías todo esto,
23 sino que te has ensalzado contra el Señor del cielo; y han traído delante de ti los vasos de su templo, y tú y tus nobles, tus mujeres y tus concubinas, habéis estado bebiendo vino en ellos y habéis alabado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; pero al Dios que tiene en su mano tu propio aliento y es dueño de todos tus caminos, no has glorificado;
24 por lo cual El envió de su presencia la mano que trazó esta inscripción.
25 Y ésta es la inscripción que fue trazada: Mene, Mene, Tekel, Ufarsin.
26 Esta es la interpretación del escrito: Mene: Dios ha contado tu reino y le ha puesto fin.
27 Tekel: has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso.
28 Peres: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y persas.
29 Entonces Belsasar ordenó que vistieran a Daniel de púrpura y le pusieran un collar de oro al cuello, y que proclamaran acerca de él, que él tenía ahora autoridad como tercero en el reino.
30 Aquella misma noche fue asesinado Belsasar, rey de los caldeos.
31 Y Darío el medo recibió el reino cuando tenía sesenta y dos años.
Acompañe la lectura del 292° día ingresando aquí.
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