Las personas que pertenecen al mundo jamás van a entender el significado de vivir por la fe.
Salvo cuando el dios del mundo, que ha cegado su entendimiento, es expulsado.
El lenguaje de la fe es locura para el mundo porque es el lenguaje de Dios.
La vida por la fe es locura para el mundo, así como la vida del mundo es locura para los de la fe. Son dos mundos, radicalmente, opuestos entre sí.
La cosa es tan fuerte, pero tan fuerte, que los que aman al mundo son considerados enemigos de Dios.
Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis vosotros que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Por lo tanto, quien quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4
Los amantes del mundo solo entienden el lenguaje de la gloria, de la fama, del éxito, de la vanidad, del sexo, del dinero, del poder, del lujo, en fin, conquistas dirigidas a la materia. Cuidan, tratan e idolatran a la materia. Su enfoque es satisfacer la carne al máximo mientras vivan.
¿Cómo esa gente podría comprender el lenguaje de Dios o de la fe?
Por otro lado, los sabios consideran la Palabra del Altísimo. Tal como la que dice:
“Porque aún un poquito, y Aquel que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a Mi alma. Hebreos 10:37-38
Contrariando al mundo, los que viven por la fe priorizan al espíritu, alimentándolo con la Palabra de Dios; guardan el alma del pecado y no descuidan la materia.
Vivir por la fe es vivir en la justicia y por la justicia de Dios. Vivir de acuerdo con la disciplina de Su Palabra. Y en todo, vivir cada día en Su dependencia.
Ese es Mi justo.