Cuando se trata de cosas invisibles e imposibles de que sucedan a los ojos humanos, tales como la enfermedad curada, el ser querido liberado o cualquier sueño o realización personal que se quiera ver, la fe en las Promesas de Dios es la única salida. No hay otra opción.
¿Cuál es el tipo de fe?
Como dice el texto, la fe afirmada en el fundamento. O sea, la convicción personal de aquello que está Prometido en la Palabra, independientemente de cualquier circunstancia, la Promesa Escrita es la prueba documental de que va a suceder, tiene que suceder, cueste lo que cueste, teniendo en cuenta que la Palabra Escrita no es humana. La Palabra es del Dios Todopoderoso, ¡no puede fallar!
Este fue el tipo de fe que el Señor Jesús usó para vencer a Satanás. Ahora, si la fe del Hijo de Dios afirmada en las Promesas funcionó en el desierto, ¿cómo no va a funcionar de la misma manera con los hijos de Dios de hoy?
Creo que el gran problema es que muchos de la fe no siempre se han apoyado en el firme fundamento de la Promesa. En lugar de eso, mezclan sentimientos del corazón con las convicciones cristianas. O dividen su fe en la Palabra con las opiniones ajenas que no tienen nada que ver con las Señales Escritas en la Sagrada Biblia.
Ahora, si como hombre me indigno cuando estoy impedido de cumplir la palabra empeñada, me imagino el Todopoderoso. ¿Acaso Él va a fallar?
El Señor Jesús dijo: El Cielo y la Tierra pasarán, pero Mis Palabras no pasarán.
(Mateo 24:35)