Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
1° Crónicas 22
1 Entonces David dijo: Esta es la casa del Señor Dios, y este es el altar del holocausto para Israel.
2 Y dio órdenes David de reunir a los extranjeros que estaban en la tierra de Israel, y designó canteros para labrar piedras para edificar la casa de Dios.
3 Preparó David grandes cantidades de hierro para hacer clavos para las puertas de la entrada y para las grapas, y más bronce del que podía pesarse;
4 y madera de cedro incalculable, porque los sidonios y los tirios trajeron grandes cantidades de madera de cedro a David.
5 Y dijo David: Mi hijo Salomón es joven y sin experiencia, y la casa que ha de edificarse al Señor será de gran magnificencia, de renombre y de gloria por todas las tierras. Por tanto haré preparativos para ella. Y David hizo grandes preparativos antes de su muerte.
6 Entonces llamó a su hijo Salomón, y le encargó que edificara una casa al Señor, Dios de Israel.
7 Y dijo David a Salomón: Hijo mío, yo tenía el propósito de edificar una casa al nombre del Señor mi Dios.
8 Pero vino a mí la palabra del Señor, diciendo: “Tú has derramado sangre en abundancia, y has emprendido grandes guerras; no edificarás una casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí.
9 “He aquí, te nacerá un hijo, que será hombre de paz; yo le daré paz de todos sus enemigos en derredor, pues Salomón será su nombre y en sus días daré paz y reposo a Israel.
10 “El edificará una casa a mi nombre, y él será mi hijo y yo seré su padre; y estableceré el trono de su reino sobre Israel para siempre.”
11 Ahora pues, hijo mío, el Señor sea contigo para que prosperes y edifiques la casa del Señor tu Dios tal como El ha hablado de ti.
12 Que el Señor te dé prudencia y entendimiento, y te dé dominio sobre Israel, para que guardes la ley del Señor tu Dios.
13 Entonces prosperarás, si te cuidas de observar los estatutos y ordenanzas que el Señor ordenó a Moisés para Israel. Esfuérzate y sé valiente, no temas ni te acobardes.
14 He aquí, con grandes esfuerzos he preparado para la casa del Señor cien mil talentos de oro y un millón de talentos de plata, y bronce y hierro sin medida, porque hay en abundancia; también he preparado madera y piedra, a lo cual tú podrás añadir.
15 Además, contigo hay muchos obreros, canteros, albañiles, carpinteros y todo experto en toda clase de obra.
16 Del oro, de la plata, del bronce y del hierro no hay límite. Levántate y trabaja, y que el Señor sea contigo.
17 David también ordenó a todos los jefes de Israel que ayudaran a su hijo Salomón, diciendo:
18 ¿No está con vosotros el Señor vuestro Dios? ¿Y no os ha dado paz por todos lados? Pues El ha entregado en mi mano a los habitantes de la tierra, y la tierra está sojuzgada delante del Señor y delante de su pueblo.
19 Disponed ahora vuestro corazón y vuestra alma para buscar al Señor vuestro Dios; levantaos, pues, y edificad el santuario del Señor Dios, para que traigáis el arca del pacto del Señor y los utensilios sagrados de Dios a la casa que se ha de edificar para el nombre del Señor.
1° Pedro 3
1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres
2 al observar vuestra conducta casta y respetuosa.
3 Y que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos,
4 sino que sea el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios.
5 Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.
6 Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor, y vosotras habéis llegado a ser hijas de ella, si hacéis el bien y no estáis amedrentadas por ningún temor.
7 Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas.
8 En conclusión, sed todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde;
9 no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.
10 Pues El que quiere amar la vida y ver dias buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño.
11 Apartese del mal y haga el bien; busque la paz y sigala.
12 Porque los ojos del Señor estan sobre los justos, y sus oidos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor esta contra los que hacen el mal.
13 ¿Y quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno?
14 Pero aun si sufrís por causa de la justicia, dichosos sois. Y no os amedrenteis por temor a ellos ni os turbeis,
15 sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia;
16 teniendo buena conciencia, para que en aquello en que sois calumniados, sean avergonzados los que difaman vuestra buena conducta en Cristo.
17 Pues es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal.
18 Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu;
19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,
20 quienes en otro tiempo fueron desobedientes cuando la paciencia de Dios esperaba en los días de Noé, durante la construcción del arca, en la cual unos pocos, es decir, ocho personas, fueron salvadas por medio del agua.
21 Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora os salva (no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de una buena conciencia) mediante la resurrección de Jesucristo,
22 quien está a la diestra de Dios, habiendo subido al cielo después de que le habían sido sometidos ángeles, autoridades y potestades.
1° Pedro 4
1 Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, armaos también vosotros con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado,
2 para vivir el tiempo que le queda en la carne, no ya para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.
3 Porque el tiempo ya pasado os es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces y abominables idolatrías.
4 Y en todo esto, se sorprenden de que no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;
5 pero ellos darán cuenta a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
6 Porque con este fin fue predicado el evangelio aun a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios.
7 Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed pues prudentes y de espíritu sobrio para la oración.
8 Sobre todo, sed fervientes en vuestro amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados.
9 Sed hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones.
10 Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndoos los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
11 El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo;
13 antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría.
14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.
15 Que de ninguna manera sufra alguno de vosotros como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entrometido.
16 Pero si alguno sufre como cristiano, que no se avergüence, sino que como tal glorifique a Dios.
17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si comienza por nosotros primero, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios?
18 Y si el justo con dificultad se salva, ¿que sera del impio y del pecador?
19 Por consiguiente, los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien.
Miqueas 1
1 Palabra del Señor que vino a Miqueas de Moréset en los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá; lo que vio acerca de Samaria y Jerusalén.
2 Oíd, pueblos todos, escucha, tierra y cuanto hay en ti; sea el Señor Dios testigo contra vosotros, el Señor desde su santo templo.
3 Porque he aquí, el Señor sale de su lugar, y descenderá y hollará las alturas de la tierra.
4 Debajo de El los montes se derretirán, y los valles se hendirán, como la cera ante el fuego, como las aguas derramadas por una pendiente.
5 Todo esto por la rebelión de Jacob y por los pecados de la casa de Israel. ¿Cuál es la rebelión de Jacob? ¿No es Samaria? ¿Cuál es el lugar alto de Judá? ¿No es Jerusalén?
6 Haré, pues, de Samaria un montón de ruinas en el campo, lugares para plantar viñas; derramaré sus piedras por el valle, y pondré al descubierto sus cimientos.
7 Todos sus ídolos serán destrozados, y todas sus ganancias serán quemadas por el fuego, y asolaré todas sus imágenes, porque las juntó de ganancias de ramera, y a ganancias de ramera volverán.
8 Por eso me lamentaré y gemiré, andaré descalzo y desnudo, daré aullidos como los chacales y lamentos como los avestruces.
9 Porque es incurable su herida, pues ha llegado hasta Judá; se ha acercado hasta la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén.
10 En Gat no lo anunciéis, tampoco lloréis. En Bet-le-afrá revuélcate en el polvo.
11 Vete al cautiverio, habitante de Safir, en vergonzosa desnudez. La que habita en Zaanán no escapa. La lamentación de Bet-esel es que El quitará de vosotros su apoyo.
12 Porque se debilita esperando el bien la que habita en Marot, pues la calamidad ha descendido del Señor hasta la puerta de Jerusalén.
13 Unce al carro los corceles, habitante de Laquis (ella fue principio de pecado para la hija de Sion); porque en ti fueron halladas las rebeliones de Israel.
14 Por tanto, darás presentes de despedida a Moréset-gat; las casas de Aczib serán un engaño para los reyes de Israel.
15 Además, traeré contra ti al que toma posesión, oh habitante de Maresa. Hasta Adulam se irá la gloria de Israel.
16 Arráncate los cabellos y ráete por los hijos de tus delicias; ensancha tu calva como la del buitre, porque irán al cautiverio lejos de ti.
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