Las Sagradas Escrituras poseen cuarenta escritores, entre los cuales hay reyes, príncipes, poetas, filósofos, profetas, estadistas, un médico, un recaudador de impuestos y un abogado.
Oriundos de diversas clases sociales, algunos eran instruidos en todos los estudios de la época, mientras que otros eran pescadores sin cultura.
El Antiguo Testamento fue escrito en hebraico. Solo algunos textos fueron escritos en arameo. El Nuevo Testamento fue escrito, originalmente, en griego, que era la lengua más utilizada en la época.
A pesar de poseer varios escritores de clases diferentes, instrucciones diferentes y tiempos diferentes, toda la Biblia fue escrita en un período aproximado de 1600 años (entre 1500 antes de Cristo y 100 después de Cristo), aun así, no se contradice en ningún momento. Eso se debe a su Único Autor, Única Mente y Único Espíritu de Dios, Inspirador de sus escritores y siervos.
La Biblia es Dios hablando al intelecto humano. Hablando por medio del hombre, hablando como hombre y hablando a favor del hombre: pero es siempre Dios hablando.
Y en Su cuidado con la raza humana, dice:
Y os daré pastores según Mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia. Jeremías 3:15
Es extremadamente importante observar, en la meditación bíblica, al Espíritu Santo arremetiéndonos a una conciencia de fe pura.
Fe exenta de sentimientos, exenta de ilusiones, exenta de fanatismos, en fin, exenta de los cinco sentidos naturales. Pero no exenta de tribulaciones, incluso porque son estas las que nos hacen crecer, madurar y desarrollar la fe.
Como sexto sentido, la fe sobrenatural es concedida a los nacidos del Espíritu, con el fin de vencer incluso al mundo para la conservación de la salvación eterna del alma.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 1 Juan 5:4
Como los oídos físicos prueban a las palabras, y el paladar a la comida, así también los oídos espirituales prueban a la buena Palabra de Dios y sustentan la fe sobrenatural que vence al infierno de las dudas.
Los oídos espirituales son sensibles a la voz de Dios, pero resistentes a la voz del corazón.
Lamentablemente, casi todos los que se dicen cristianos han sido secuestrados por los sentimientos del corazón.
También, como era de esperarse, quieren a Jesús solo como Salvador. Señor, solo el corazón.