El empleado obedece a su patrón porque no quiere correr el riesgo de perder su empleo. A fin de cuentas, si lo pierde, puede estar confinado, tanto él como su familia, a la miseria y al hambre.
Pero el temor de perder la vida eterna parece no incomodar a la mayoría de los que dicen creer en Jesús como SEÑOR.
Tal vez porque piensan que la compasión Divina prevalecerá sobre la justicia en el Juicio Final. Eso los ha hecho relajarse en la fe. En ese caso, se olvidan de que la compasión y el amor de Dios están incluidos en Su carácter de Justicia. Si no fuese así, Su Hijo no habría sido sacrificado.
No sirve de nada creer en Él y en Su Palabra y aún seguir sometiéndose a los impulsos del corazón engañoso o a la voz del mal.
Justamente por eso, sin exageración, digo que la mayoría de los creyentes está oprimida. Sus labios han confesado a Jesús como SEÑOR. Sin embargo, se resisten a obedecer Su voz.
Este pueblo de labios Me honra; mas su corazón está lejos de Mí. Pues en vano Me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. Mateo 15:8-9
Jesucristo es el SEÑOR de los Cielos, de la Tierra y de todo lo que hay en el Universo. (Colosenses 1:16)
Pero, con relación a los humanos, Él es SEÑOR solo de los que Le sirven.
¡Sean bendecidos en el Nombre del Señor Jesucristo!