HACE ALGÚN TIEMPO ATRÁS, UN HECHO INTERESANTE ME OCURRIÓ.
Al terminar la reunión un día Miércoles, percibí a una señora que entró en medio a la reunión y continuó sentada donde estaba al fondo de la iglesia.
Fui hasta ella y le pregunte como estaba; ella, con una sonrisa en el rostro, dijo que se sentía bien, pero que había entrado a la iglesia muy angustiada y oprimida, y que fue atraída por la alabanza que estábamos cantando, y que ahora se sentía mucho mejor.
Fue cuando ella preguntó que iglesia era esa, yo le respondí: ¡Universal!
De inmediato, ella se levantó y dijo: “¿Esa iglesia es la de Edir Macedo?” ¡No puedo creer que entre aquí! Al instante se cambió su semblante y salió sin más conversa.
Bueno, nosotros que somos de la fe, sabemos que el mal actuó. Mas estos días estuve leyendo un articulo en una revista de neurociencia que me llamo la atención y me hizo recordar a esta señora.
Una constatación neurocientífica que decía que “al cerebro no le gusta pensar”. ¿Por qué? Porque al pensar, además de ser difícil, se pierde mucho tiempo y energía.
Al deparamos con alguna situación que nos exige pensar, nuestro cerebro (para no tener que pensar) huye para su zona de confort llamada “memoria a largo plazo”.
Esta memoria es la que guarda informaciones que ya sabemos y nuestro cerebro, antes de pensar, siempre recure a ella. ¡Es ahí donde está el problema de la resistencia!
Cuando permitimos eso, dejamos de pensar en cosas nuevas, cambiar conceptos equivocados, aprender más, para repetir lo que ya está guardado (archivado) en la memoria a largo plazo.
Esa comprobación por la neurociencia es reciente.
Varias pruebas fueron hechas, incluso una prueba a las ciegas con dos marcas de bebida gaseosa reconocidas, Coca Cola y Pepsi.
Cuando la persona probaba la bebida sin ver la marca, la mayoría elegía Pepsi como la más sabrosa. Cuando la marca era visible, la mayoría elegía Coca Cola.
Bueno, todos sabemos bien que no falta marketing para Coca Cola.
Debido a eso, llegué a una conclusión de cómo trabaja el mal, y el porqué de los medios invirtieren tanto en contra de la imagen del obispo Macedo y de la Iglesia Universal.
Lo que hay de “cerebros perezosos”, que se rehúsan a pensar, delante de tantas pruebas incontestables del trabajo serio de la Universal, y el bien que ella ha hecho a tantas personas. Y qué decir del obispo Macedo que, de rechazado, calumniado, difamado y perjudicado, superó probando su inocencia, y tornándose un líder admirable y respetado.
Ahora, usando un poco de la energía de mi cerebro, entendí el motivo de la reacción de que aquella señora.
¡Que todas las personas que tengan en su “memoria a largo plazo” archivos negativos del Obispo Macedo y de la Iglesia Universal, tengan la oportunidad de ver la película “Nada que Perder” y reprogramen sus mentes!
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12.2)
Pr. Cláudio Roberto – França