La persona necesita perseverar y obedecer, aunque crea que lo que Dios le haya pedido no tenga sentido.
Naamán era jefe del ejército de Siria, famoso, rico, tenía muchos títulos y bienes, sin embargo, era un derrotado porque debajo de todo su uniforme, conquista y poder, escondía una enfermedad llamada lepra.
No obstante, él buscó la ayuda del profeta Eliseo, un hombre de Dios, que le ordenó lo siguiente:
«Y Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate en el Jordán siete veces, y tu carne se te restaurará, y quedarás limpio.» 2 Reyes 5:10
El general se enojó, cuestionó y dijo:
«… yo pensé: “Seguramente él vendrá a mí, y se detendrá e invocará el nombre del Señor su Dios, moverá su mano sobre la parte enferma y curará la lepra”. ¿No son el Abaná y el Farfar, ríos de Damasco, mejor que todas las aguas de Israel? …», 2 Reyes 5:11-12.
Naamán creyó que, a causa de su posición, el profeta lo recibiría con gloria, pero Eliseo no lo recibió, sino que envió a un mensajero solo para contrariarlo. Así es Dios, Él sabe cómo somos y lo que sentimos, y la fe emocional no Le agrada. Aunque cuestionemos lo que nos ordena o creamos que lo que nos pide no tiene sentido, debemos obedecer para ser bendecidos. Para esto, es necesario vencer la soberbia, el orgullo y las excusas. Así como el general tuvo que hacerlo:
«Entonces él bajó y se sumergió siete veces en el Jordán conforme a la palabra del hombre de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño pequeño, y quedó limpio.» 2 Reyes 5:14
El profeta no necesitaba que el general se sumergiera siete veces, quien lo necesitaba era el general, porque debía ser perseverante.
A veces lo que Dios nos pide es para que usemos la fe y ejercitemos la confianza.
Debemos ser perseverantes y humildes, solo así conquistaremos el milagro que tanto necesitamos.
De esta manera, glorificaremos a Dios, así como Naamán Lo glorificó, porque será evidente ante los demás la manifestación de Su poder en nuestras vidas.
«Y regresó al hombre de Dios con toda su compañía, y fue y se puso delante de él, y dijo: He aquí, ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra sino en Israel. Te ruego, pues, que recibas ahora un presente de tu siervo.» 2 Reyes 5:15
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