“Llévame en pos de ti y corramos juntos. El rey me ha conducido a sus cámaras.” Cantares 1.4
¿Sabes aquel amor arrebatador, que nos hace soltar todo, no pensar en el mañana ni en nadie más que en la persona que nos trae esa alegría de experimentarlo? ¡Pues eso es lo que sucede cuando tenemos un encuentro personal con nuestro Señor Jesús!
La gente lo hace con otras personas y acaba saliendo mal, pues nadie tiene la capacidad de amar como Él ni de recibir nuestro todo …
El Rey, el propio Padre, preparó la habitación o sea, el lugar en el que finalmente seremos del Amor de nuestras vidas y Él será nuestro … es en Él en quien debemos regocijarnos, alegrarnos, y acordarnos …
Muchas personas que un día lo sirvieron y tuvieron ese amor por Él, lo abandonaron, huyeron de sus cámaras, prefirieron regocijarse y alegrarse con otros “placeres” que sólo duran un periodo breve de tiempo. No debemos mirar para ellas, sino para Jesús, recordar lo que Él ha hecho y ha hecho por nosotros, Quien Él es, y siempre, siempre, permaneces en Sus Cámaras … el verdadero Escondrijo del Altísimo, Su Altar.
En la fe.