“Te castigará tu propia maldad, y tus apostasías te condenarán. Reconoce, pues, y ve que es malo y amargo el dejar al Señor tu Dios,
y no tener temor de mí—declara el Señor, Dios de los ejércitos.” Jeremías 2.19
Muchos no se imaginan lo peligroso que es alejarse de la comunión con Dios. Ignorarlo es la peor opción que el hombre puede hacer. Vivir sin temor a Él es andar por caminos oscuros y tempestuosos. La consecuencia de la infidelidad es dolor y sufrimiento. La paz está lejos de la casa de los infieles.