“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”, (1º Corintios 9:24-29).
La Biblia nos aconseja ganar para obtener el premio, la corona de la vida, la salvación. Hay dos caminos para el hombre: muere y se va al lago de fuego con satanás y los demonios o la persona es salva para vivir con Jesús toda la eternidad.
Si ellos, por una corona corruptible entrenan y se abstienen, imagínese lo que tenemos que hacer para obtener la corona incorruptible.
Un buen atleta, si no se cuida, pierde la carrera. Así también somos nosotros en lo espiritual. Sin embargo, muchos quieren tener un pie con Dios y otro afuera. “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo”, golpear el cuerpo significa negar su voluntad, para obedecer la palabra de Dios. Nuestro yo pide muchas cosas, pero no debemos hacerle caso.
Hay personas que son esclavas de su cuerpo. Ser cristiano es tener el carácter de Jesús, correr por la corona de la vida porque el mundo se acabará, pero vale la pena soportar porque después vamos a tener toda la eternidad en paz.
En el Reino de Dios hay reglas, el sacrificio más grande es decirle no a su voluntad. Ser honesto, verdadero y reconocer que se equivocó. El precio de pasar la eternidad con Dios es la renuncia.
Aprenda más sobre la vida espiritual, este domingo a las 7 y 9:30 h en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a usted.
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