“Pero cuando llegó a ser fuerte, su corazón se hizo tan orgulloso que obró corruptamente, y fue infiel al Señor su Dios, pues entró al templo del Señor para quemar incienso sobre el altar del incienso.” 2 Crónicas 26.16
Después de la fe restablecida en el Altar, viene el desierto. Si la persona es humilde, sobrevivirá y aprenderá a confiar en las Palabras de Dios. Pero si se exalta y entra en el Templo en pecado, despreciando al Todopoderoso, estará cavando su propia ruina.