En 1996, la Universal estaba firmando su compromiso de llevar el Evangelio al país más poblado del mundo, China, hoy de 1.397 millones de habitantes. Pero, a pesar de estar legalmente en la región, ya en la década de 1990, la Iglesia solo logró abrir sus puertas en Hong Kong (región especial de China) en el 2004.
El versículo “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15) es un desafío para aquellos que se disponen a cruzar fronteras. A pesar de las dificultades y de los prejuicios, la Universal ya abrió sus puertas en Macao y Taiwán (República de China). La mayoría de los frecuentadores son de Filipinas, Indonesia y Brasil. Los cultos son en la lengua local, el cantonés, en inglés y en el idioma filipino, el tagalog.
“Somos en total nueve personas llevando el Evangelio. En el 2015, vinieron pastores brasileños a este lugar, hubo un gran choque de culturas, pero también un gran aprendizaje “, cuenta el obispo Wai Lun Pang, uno de los responsables del trabajo de la Universal en el país.
Desde 1949, el país asiático adopta el ateísmo. A los niños se les enseña a no creer en ningún dios y el gobierno comunista chino controla todas las actividades religiosas, pues, por la ley local, la manifestación de fe no está permitida.
“Obedecemos las leyes locales y, por eso, predicar el Evangelio en China requiere mucha atención. Buscamos hablar de la Palabra de Dios de la forma más discreta posible”, comenta el obispo Pang.
Pero, en las ciudades donde la Universal ya ha logrado establecerse, los voluntarios se dedican a diversos proyectos sociales y a la evangelización en las calles. “El trabajo de la Universal en China ha sido indispensable, ya que hay mucho sufrimiento detrás de una sociedad que muestra signos de prosperidad. El que llega de visita piensa que es el mejor lugar del mundo, pero acompañando el día a día de las personas, la realidad es diferente. El trabajo de liberación de la Universal tiene que hacer la diferencia en este país “, añade el obispo.
Estrella Guinto, de 58 años (foto), fue una de las personas que, por medio de la fe y del trabajo de la Universal, se liberó de los vicios y su vida fue restaurada. “Cuando llegué a la Universal tenía una vida miserable, constantemente pensaba en suicidarme. Era depresiva, adicta a las bebidas alcohólicas, mis hijos y mi madre vivían enfermos y mi sueldo era consumido por los vicios de mi marido. Hasta que un día escuché la programación de la Universal por la radio y decidí buscar ayuda. Hoy, después de 10 años, estoy libre de todo mal, con mi familia y vida económica bendecidas. Por encima de todo, recibí el Espíritu Santo y sirvo a Dios como obrera de la Iglesia “, enfatiza.
Si usted va a China, visite la Universal en Hong Kong, que se encuentra en el 8F Trade Square Building 681, Cheung Sha Wan Road – Cheung Sha Wan – Kowloon – Cheung Sha Wan MTR – Exit B.