Obispo, perdóneme por molestarlo, pero me gustaría compartir lo que hemos visto, a fin de ayudar. Sobre lo que usted habló ayer, hemos visto esa táctica del diablo distorsionando la visión y quitando el temor de las personas.
Cuando atendemos a pastores y obreros que cayeron, normalmente ellos ven que el motivo de la caída fue una tontería, un desliz, que no estaban bien espiritualmente y fueron débiles. Y cuando se sienten avergonzados, la vergüenza es más por estar delante de nosotros exponiendo el problema que por haber hecho algo contra Dios. Incluso existen aquellos que piensan que chismes, malos ojos y otras actitudes no son tan graves.
Nos lleva mucho tiempo mostrar que no fue solo un problema, una tontería que hicieron, sino, como usted dijo, le dieron la espalda a Dios y se entregaron a la voluntad del diablo.
El diablo ha robado el temor, para que no haya arrepentimiento. Para que se dispongan a pagar solo un precio de disciplina, así como le sucede al presidiario que, mientras no se encuentre con Dios, puede sufrir mucho en la cárcel, pero, sin que el sufrimiento produzca cambio. La disciplina sin arrepentimiento no cambia nada. Las personas acabarán cayendo de nuevo, o si salen de la obra, salen de la iglesia también, porque no reconocen lo que hicieron de incorrecto y contra Quién realmente pecaron.
Es lo que el Espíritu Santo dice del pecado, para quien ya sabe lo que es pecado. Él muestra lo que realmente sucede, de ahí el odio de Dios por el pecado:
“¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?” Hebreos 10:29
Entonces recordé a aquel pastor africano que murió y resucitó, que usted posteó en el blog un tiempo atrás. El ángel dijo que, si aquel hubiera sido su día, estaría en el infierno, porque había peleado con la esposa y no había querido perdonarla cuando ella le pidió perdón. Aparentemente, una cosa muy pequeña, pues era un pastor que no vivía en la practica del pecado, pero, por ese simple pecado estaría en el infierno. Como usted dijo: para Dios no hay tamaño de pecado, y solo quien tiene temor del Señor entiende eso.
Colaboró: Obispo Wagner Negrão