La fe es certeza absoluta, es razón e inteligencia.
•Es convicción de que Dios cumplirá lo que prometió.
•La fe no surge de la nada. No viene por suerte, ni cae del cielo como la lluvia, viene por la acción del Espíritu de Dios, para quien oye Su Palabra y la practica.
•La fe no consuela a la viuda, al huérfano o al que está de luto, pero elimina su dolor y tristeza. No mata el hambre del hambriento, ni le da casa al que vive en la calle, pero: “El levanta del polvo al pobre y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor…”, (1º Samuel 2:8).
Así como viene la fe, también el coraje para ejecutarla. Los dos caminan juntos porque vienen del Espíritu Santo. La fe no es emoción, no es sentimiento, ni sensación de bienestar. ¡La fe es vida!
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”, (Romanos 1:17).