“Pero levantaré para mí un sacerdote fiel que hará conforme a los deseos de mi corazón y de mi alma; y le edificaré una casa duradera, y él andará siempre delante de mi ungido.” 1 Samuel 2.35
Hasta el día de hoy, Dios usa a sus siervos ungidos para revelar su voluntad en salvar y bendecir con vida, estableciendo cada hogar que reconoce a su Hijo Jesús como el Salvador de la humanidad.