“Durante mucho tiempo viví sordo y ciego dentro de la iglesia. Fueron 18 años haciendo siempre las cosas a mi manera, pero cuando decidí mirar hacia el Altar como Fuente inagotable de vida Santa, entonces sí, Dios abrió mis ojos y oídos, y comencé a vivir verdaderamente por la fe. Ahora sí, puedo afirmar, con certeza, soy seguidor del Señor Jesucristo.”
Este comentario de Marcelo Nascimento en mi blog muestra la situación de la mayoría de las personas en las iglesias en general. Dracmas perdidas dentro de la Casa de Dios. Espero que, de alguna forma, Marcelo y su testimonio despierten la fe de ellas hacia el respeto, el temor y el cuidado para con el Altar.
El Altar es propiedad exclusiva de Dios. Él Lo creó como “Punto de Encuentro y Sala de Guardia” con Él. Cualquier Templo, por menor que sea y por más simple y humilde que sea, siempre será de Él para saciar la sed de los sedientos, el hambre de los hambrientos y salvar a los que se encuentran perdidos.
Del Altar viene el Espíritu Santo para guiar a los seguidores de Su Hijo Jesucristo o presentárselo a los perdidos en busca de Salvación.
Cuando los afligidos oyen la dirección del Altar e insisten en seguirla a su manera y a su tiempo, quedan como la dracma perdida en la Casa de Dios. ¿Qué hacer por ellas que el Espíritu de Dios no haya hecho?…