Todos tenemos alguna fuerza dentro de nosotros, unos menos otros más. Muchos son grandes en fuerza, otros pequeñitos.
Estando en plenas condiciones físicas o incluso en el lecho de dolor, todavía existe una fuerza dentro de nosotros, la fuerza de la mente, que es la fuerza de la fe.
Es cuando colocamos toda nuestra fuerza, por menor que sea, en el Altar, que el “Poder” de Dios, venido del Espíritu Santo, viene sobre nuestra vida, haciendo que suceda una verdadera explosión en nuestra fe.
“… PERO RECIBIRÉIS PODER, CUANDO HAYA VENIDO SOBRE VOSOTROS EL ESPÍRITU SANTO…” HECHOS 1:8
Cuando hablamos del Espíritu Santo, hablamos del Espíritu de Dios, hablamos del Espíritu de la Creación, imagínese a ese Espíritu dentro de usted, al Poder de Él dentro de usted.
Cuando eso sucede, es imposible que sus sueños salgan mal.
¿Ya se detuvo a pensar en el Espíritu Santo dentro de usted?
Quizás algunas personas no lo han pensado.
Tener al Espíritu Santo significa tener a Dios adentro.
¿Y qué puede salirle mal teniéndolo en su interior?
Es el Poder de Dios adentro. Es necesario entender que cuando el Espíritu Santo, que es el Espíritu del Altar, entra en una persona, la transforma en una nueva criatura.
Mientras no Lo reciba, será dependiente de las oraciones de los demás, dependiente un pastor, de un obispo, de un líder religioso.
El Obispo Macedo siempre dice que hasta que una persona no reciba el Espíritu Santo, nosotros los pastores no nos damos por satisfechos. Consideramos importante que usted se sane, que prospere, que tenga una familia feliz, pero solo cuando recibe el Espíritu Santo podemos quedarnos tranquilos, porque sabemos que ya no será guiado por nadie sino por Dios.
El Espíritu Santo es todo lo que necesitamos, ¡Él guía nuestra vida!
Usted debe poner toda su fuerza para tenerlo y, si ya Lo tiene, debe poner toda su fuerza para conservarlo en su interior.
La Universal está en muchos países, y es bendecida dondequiera que va porque el Espíritu Santo está en ella.
¿Qué es el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es Dios, así como el Padre y el Hijo, y quiere habitar dentro de nosotros. Y para eso tenemos que pagar el precio, poner TODA la vida en el Altar.
¡Es vida por VIDA!
Es necesaria una entrega completa para que Él entre en su vida, la entrega tiene que ser de todo lo que somos o deseamos ser en el Altar, y entonces Él viene con Su Poder.
Cuando Lo recibe, ¡es todo el Poder de Dios adentro de usted!
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