Lo que usted habla, piensa, dice que cree, cree, siente… nada de eso prueba su fe.
Sin embargo, muéstreme lo que usted HACE y sabré en qué de hecho cree.
Las actitudes no mienten. Por eso, la verdadera fe es la que actúa.
Nuestras actitudes revelan nuestra fe. ¿Qué han revelado sus actitudes?