En Lucas 16:1-8, encontramos una de las parábolas más difíciles de entender, pues parece hacer alusión a la manipulación de la autoridad para obtener beneficio propio. El título lo dice todo: Parábola del Administrador Infiel, es decir, contra todo lo que es enseñado en toda la Sagrada Escritura, que tiene como fundamento la Justicia.
En esta parábola, el administrador infiel, sabiendo que sería despedido, usa su autoridad para manipular las deudas entre los deudores y su patrón, y reajusta “para menos” las deudas, pensando en obtener favor de estos, cuando estuviera desempleado.
En realidad, él había cobrado más de lo que debía, para embolsar el exceso y, por lo tanto, acabó no sacando nada de su patrón. Pero, él quería garantizar que su vida, aquí en el mundo, continuase segura y confortable, al hacer que esos hombres ricos se convirtieran en sus “amigos”.
En el versículo 9 encontramos la enseñanza fundamental generada por esta parábola, aunque muchos lean y no entiendan:
“Y Yo os digo: “¡Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando estas falten, os reciban en las moradas eternas.”
Ganad significa “hacer”. Entonces, el Señor Jesús nos ordena que hagamos “amigos” con las riquezas injustas. Riqueza injusta, en el contexto, se refiere a la forma en que las personas se vuelven ricas en este mundo: Haciendo que otros queden pobres. Generalmente, las riquezas son conquistadas en detrimento de los menos favorecidos, como se describe en Santiago 5:4.
“Mirad, el jornal de los obreros que han segado vuestros campos y que ha sido retenido por vosotros, clama contra vosotros; y el clamor de los segadores ha llegado a los oídos del Señor de los Ejércitos.”
Continuando con el versículo 9, vemos que el Señor Jesús dice que debemos usar todo y cualquier recurso económico para hacer “amigos”, o hacerle bien a alguien. ¿Cuál es el mayor bien que podemos hacerle a alguien? ¡Ayudar a la persona a conocer al Señor Jesús y a convertirse en un financiador de la Obra de Dios y, así, ofrecer más y más opciones para que el perdido sea hallado y encuentre el Buen Tesoro – ¡la Salvación!
También, en el mismo versículo, se habla del momento en el que las riquezas faltarán. ¿Cuándo ocurre esto? Cuando la persona muere. A fin de cuentas, ¿qué pueden proporcionarnos las riquezas después de la muerte? ¡NADA! ¡No nos llevamos NADA!
“No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran y roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” Mateo 6:19-21
Pero, el bien que fue hecho a los “amigos”, el valor dado a la vida eterna y el esfuerzo para mantenerla, por medio de la renuncia de usar las riquezas para el disfrute personal, ¡proporcionarán al Administrador Fiel el derecho de habitar en los Tabernáculos Eternos! ¡¡¡Aleluya !!!
Ponga TODO lo que tiene a disposición de Dios, haga “amigos” con lo que Dios le ha dado, y usted CON CERTEZA verá cumplida en su vida esta promesa de Jesús:
“El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho. Por tanto, si no habéis sido fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién os confiará las riquezas verdaderas?” Lucas 16:10-11
¡Espero que ahora esa riqueza que estaba escondida pueda bendecirlo aún más!