José: “Manejaba borracho, a alta velocidad y tuve un accidente con otro auto. No tenía seguro y, en ese momento, creí que iba a ir preso o al menos que estaba metido en problemas. Aunque no pasó nada grave, debía pagar por el choque y no tenía cómo.
Vendí el auto a mitad de su precio para cubrir lo que debía y tuve conflictos con mi familia. La relación con ellos era mala, les mentía. No escuchaba sus consejos, creía que mi forma de vivir estaba bien.
Se acumularon las deudas y no conseguía trabajo. En esa época empecé a salir más, fumaba marihuana, tomaba y se volvió un vicio.
En un momento me peleé con mis familiares y debí irme de casa. No quería verlos, pero me sentía solo. Prácticamente quedé en situación de calle.
Estaba deprimido, probé de todo para aliviar la tristeza, pero nada me ayudó. Me enfermé, vomitaba y me sangraba la nariz. No tenía ni SUBE y caminé 3 km para ir a una sala de emergencia. Pensé que ya no había razón para vivir y quise quitarme la vida.
Hasta que fui a la Universal y me liberé de todo. Tengo una vida bendecida, pagué las deudas y me compré un auto. La relación con mi familia cambió, estoy en paz, porque me entregué a Dios”.
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