En Mateo 6:21 la Biblia revela: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Eso puede representar un peligro en lo espiritual, si el cristiano pone el corazón en algo o en alguien que no es Dios.
Como dice en la Biblia: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir a Dios y a Mammón.”, (Mateo 6:24 RVA).
La palabra Mammón es de origen arameo y representa una persona dominada por el amor al dinero. Este se convierte en su objeto de adoración, cuando su corazón está en las riquezas o en un bien material.
Existen otros tipos de dioses, diferentes y más allá del dinero. Idolatrar no solo significa arrodillarse delante de una imagen. Sin notarlo, muchos levantan un ídolo y lo convierten en su propio dios. Puede tratarse de un ser querido: su pareja, hijo, madre o mascota. Cualquiera que sea, todo girará en torno a ese ser.
También cuando se vive para satisfacer la propia voluntad y sus deseos están por delante de todo y todos. El Obispo Renato explicó lo importante de cuidar este aspecto: “No puede servir a Dios y a las riquezas. Mammón no solo refiere al dinero, sino a cualquier cosa que valore tanto como debería amar a Dios. Si se divide entre Dios y su Mammón, puede desagradar a Dios y sufrirá las consecuencias”.