Anselmo Gómez: “El 14 de diciembre llegamos al Hospital Garraham, vinimos de Tucumán.
Mi hija estaba enferma de leptospirosis. Pasaban los días y se ponía peor. Llegué a la Universal de última, porque ya estaba abatido y cansado de llorar.
El 28 de diciembre me dijeron que ella se había puesto mal y la llevaron a terapia intensiva. El 29 a la madrugada se le subió amonio a la cabeza, la nena ya no podía más. Vino una doctora y se la llevó, los médicos nos avisaron que había empezado a morir ese día a las 16 h.
Nos advirtieron que necesitaba un nuevo hígado: ‘si no llega el lunes, tu hija se muere’. Mi señora no aguantó y salió del cuarto. Intenté consolarla diciéndole que habíamos hecho todo, que la entregáramos a Dios, aunque tuve miedo al decir esas palabras.
Cerca de las 22 salió la misma médica para decirnos que había un hígado, pero debían corroborar si era compatible. Nos aclararon que no nos alegráramos, ya que no sabían si la familia quería donar ese órgano. Ahí creímos que el Señor nos iba a ayudar.
Cuando el doctor salió a las 9 del día siguiente, me dijo: ‘no sé si fue tu fe o el de arriba’, yo sé que Dios hizo un milagro. Finalmente, mi hija entró al quirófano, salió viva y con un hígado nuevo”.
Martes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa.
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