Liliana Rojas: “Era demasiado celosa, tuve dos novios y ambos me engañaron, no tuve suerte, entonces me aislé. Pasó el tiempo y estuve dos años con un hombre, nos casamos y por ignorancia, dejé mi trabajo para dedicarme a mi familia.
Me fui anulando como mujer. Estuvimos juntos 19 años, me engañó después de tener a mi hija mayor y después a los 14 años de matrimonio cuando ya tenía a la otra. Eso me generó mucha bronca.
La primera con la que me engañó fue con una compañera de trabajo, fui a su casa. Ella estaba casada y la amenacé, pero a él lo perdoné. Sin embargo, me fue infiel con otra. Mi papá también había engañado a mi mamá, yo decía que no iba a ser como ella, porque mi madre había soportado muchas cosas. Las infidelidades bajaron mi autoestima. Por otro lado, yo quería venganza, justicia por mano propia.
Mi hija de 15 años quedó embarazada y decidimos que no lo tuviera, fue terrible porque su novio era adicto. A los cinco meses, volvió a pasar lo mismo y tuvo una nena. Finalmente me separé y busqué ayuda en otros lugares. Me habían dicho que iba a sufrir mucho en lo sentimental. A la vez, me decían que él me quería. Hice muchas cosas para recuperarlo, pero él me rechazaba. Un día me pregunté si fui feliz, a él lo quise, pero la respuesta fue no. Llegué a la Universal porque en la casa de los espíritus me dijeron que buscara una iglesia. Ellos no me podían ayudar.
Empecé y motivé a mi familia a ir. Yo no entendía qué era la fe, pero aprendí. Dios me levantó la autoestima. Conquisté un local, también una Kangoo 0 Km. Hoy, gracias a Él, estoy bien, liberada y lo más importante es que recibí el Espíritu Santo”.
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