“Y Me buscaréis y Me hallaréis, porque Me buscaréis de todo vuestro corazón.”, (Jeremías 29:13).
La clave aquí es “cuando me busquen de todo corazón”, porque solo así se puede encontrar Dios. Ahora usted entiende por qué muchas personas dicen que el Señor no les responde. Pero ¿Qué es buscarlo de todo corazón?
Es rendirse a Él, reconocer la importancia que tiene. Pero, lo primero, es saber quién es Dios para usted. Él debe estar por encima de todo y de todos, en primer lugar. Debe dejar de lado otras cosas, volverse a Dios completamente. Él es la autoridad máxima que tenemos.
Muchos se acercan a Él para llevarse las bendiciones. Otros, vienen a la Iglesia por costumbre, porque les gusta, es una rutina y eso no tiene que ver con buscar al Señor de todo corazón.
En cambio cuando una persona quiere entregarse a Él de verdad, sus expectativas comienzan el sábado. Ella esperan el encuentro con Jesús, se prepara para ir a la Iglesia el domingo.
Cuántos vienen a la reunión y tienen su mente en otro lado. No debe venir a buscar al Pastor, al Obispo y sí a su Señor. Él exige que Lo busquemos de todo corazón, ese el secreto.
Quizás, ahora entienda por qué no lo ha encontrado. Es como Marta y María, la segunda se sentó a los pies de Jesús y su hermana reclamaba que estaba haciendo el trabajo sola.
Jesús le contestó: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”, (Lucas 10:42).
El Espíritu Santo desea habitar en nosotros, llenarnos. Pero no lo recibiremos si no nos rendimos a Él. Para encontrar a Dios debe sentirse perdido. No importa lo que haya hecho, si quiere dejar la vida que lleva; la sangre de Jesús borrará sus pecados y empezará una nueva vida.
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