En apenas cinco años, el número de argentinos que realiza actividad física insuficiente o nula aumentó 8,7 puntos porcentuales. Los nuevos datos de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo –difundidos por el Ministerio de Salud– son alarmantes: a excepción de Tucumán, Salta, San Luis y la ciudad de Buenos Aires, en todas las provincias se registró un incremento muy marcado del sedentarismo.
“La encuesta revela la inactividad física en todas las esferas de la vida diaria, no sólo el ejercicio físico. Por lo tanto, los trabajadores manuales no están considerados sedentarios”, explica el director nacional de Promoción de la Salud, doctor Sebastián Laspiur.
Argentina no escapa de un fenómeno mundial de los últimos años. Laspiur lo atribuye a “los cambios en los entornos físicos y sociales: la explosión de Internet, la aparición de nuevas tecnologías, el auge de la telefonía celular. Aumentó el promedio de televisores por hogar, y el número de canales. Creció el parque automotor individual, pero no así el trasporte público. Estos cambios condicionan comportamientos diferentes: los chicos, ahora juegan con la consola y la computadora. Y también los trabajos están cambiando”.
El incremento del sedentarismo en la Patagonia (del 48,6% al 55,4%) es atribuido a que, escudada en cuestiones climáticas, “la gente usa el auto para hacer cuatro cuadras”. Del mismo modo, como el parque automotor privado y el trasporte público no han cambiado en esos cinco años, la Ciudad se ha mantenido en el 43,3% de población con baja actividad física.
Pero en otras regiones hay muchos más habitantes sedentarios. Cuyo pasó del 42,1% al 59,7%, con un salto enorme en Mendoza (del 37,8% al 61,5%). Mayor aún fue la brecha en el nordeste: del 39,4% al 63,3%, con un pico en Chaco, que se convirtió en la provincia con más pobladores inactivos: 73,8%.
“Nos llamó la atención y revisamos la metodología, pero estaba bien –comenta Laspiur–. Estamos estudiando qué factores pudieron haber condicionado esos resultados. Vamos a hacer reuniones regionales analizando los datos, con los responsables de salud y también con otros ministerios y actores sociales, para ver qué pasó con el trasporte público, con el trabajo, con el entorno físico y social”.
“Como no se puede volver atrás con estos cambios, el Estado nacional debe generar políticas que busquen contrarrestar el sedentarismo, como incrementar la curricula de actividad física en las escuelas: la mayoría de las primarias tiene sólo una hora por semana, y apenas el 14% tiene 3 veces por semana”, describe el funcionario. Otra medida, agrega, es “la promoción del trasporte público por encima del individual”.
Salir a caminar, un buen comienzo
La clave está, subraya, en “incorporar el concepto de vida activa, introduciendo el movimiento en las actividades cotidianas . La gente dice que no tiene tiempo: se puede entonces utilizar escaleras, bajarse una parada antes, sacar al perro, hacer actividad recreativa que genere movilidad”. Recomienda además “ hacer pausas activas : siete a diez minutos de actividad física. La gente cree que si no se hace 30 minutos seguidos, no tiene beneficios en la salud; pero pueden ser fraccionados, y acumulados a lo largo del día, lo que no requiere de un gimnasio. Y el beneficio a la salud es independiente del peso”.