“Él extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada.” (Job 26:7)
La idea de planeta surgió en la Grecia Antigua, propagada por sabios como los filósofos Platón y Aristóteles. La propia palabra “planeta” deriva del término griego “errante”, sugiriendo que se trataba de algo libre, en movimiento.
Sin embargo, mucho antes del surgimiento de los griegos, la Biblia ya decía que la Tierra era un cuerpo suspendido sobre la nada (versículo de Job citado anteriormente)
Aun así, en su mitología distintos pueblos primitivos, creían que el mundo era una superficie plana, a veces sostenida por seres míticos, algunos de los cuales eran grandes animales: para los hindúes, el planeta estaba sostenido por una gigantesca tortuga. Job, en sus palabras delante de Dios, lo citó más simple y correctamente: el planeta está suspendido en el espacio.
Y “el norte extendido sobre el vacío”, ya daba la idea de finitud, de que la Tierra no era un gran terreno sin fin, como pensaban algunos. Lo curioso es que el libro de Job fue escrito hace alrededor de 3.500 años, pero lo que él dijo refleja el conocimiento de generaciones anteriores a la suya.
A pesar de eso, algunos pueblos, hasta hace algunos siglos atrás, insistían en que a Tierra era Plana. ¿Quién no recuerda la leyenda del tiempo de las Grandes Navegaciones?… “un gran abismo donde el mar acababa, y el agua se convertía en una catarata infinita.” Fue Cristóbal Colon quien enfrentó el desafío de su gran jornada sobre el “Mar Tenebroso” contando con la forma esférica del planeta.
Alrededor del Sol
Aunque los griegos defendieran la forma esférica del planeta Tierra, creían que los demás planetas giraban a su alrededor, no alrededor del sol. Le tocó al clérigo Nicolás Copérnico (1473-1546) insistir sobre la teoría de que los planetas giraban alrededor del Sol. Pero Copérnico hacía sus experimentos a ojo desnudo, sin instrumentos de observación, y no sufrió resistencia de la Iglesia Católica.
Sin embargo, tiempo más tarde, el clero se opuso a otro científico, este contaba con equipamientos como el telescopio y estudios más consistentes, y afirmaba lo mismo que Copérnico. Su nombre era Galileo Galilei (1564-1642). Aceptaban que Galileo (retrato) enseñara el concepto copernicano como una hipótesis, pero no como la verdad. Los católicos perdían terreno por la Reforma Protestante, y los tiempos eran otros desde Copérnico.
Fue entonces que maximizaron el control sobre todo lo que era difundido en la época y obligaron a Galileo a negar sus conclusiones, amenazándolo de muerte por la Inquisición. Preservando su vida, el científico estuvo de acuerdo públicamente con lo que le pedían, pero sin dejar de estudiar aunque fuera en secreto. Muchos piensan que Galileo fue a la hoguera de los inquisidores, pero, según los relatos históricos, no es verdad.
La doctrina de la Iglesia Católica
Volviendo al texto bíblico, mucho antes de toda la confusión histórica que prometía quemar vivos a algunos científicos (lo que se llegó a cumplir en varias oportunidades)- la Palabra ya daba pistas de varios de los principios generales de la ciencia. Los propios griegos tuvieron acceso a las Escrituras, y ampliaron su concepto.
La Biblia no dice, en ninguna parte, que la Tierra era plana o sustentada por algún otro cuerpo físico. La idea de la Tierra plana era defendida por la Iglesia Católica en la Edad Media sin ningún fundamento. La doctrina católica, muchas veces, estaba basada más en sus propias tradiciones que en la propia Palabra Sagrada. Y como esta dominaba en aquella época, quien no estuviera de acuerdo, podía morir. Fue Job quien, mucho antes que Roma, tenía en cuenta los preceptos bíblicos.
Hoy en día, hasta los niños saben que nuestro planeta es una esfera (aunque no sea tan lisa como se la ve al observarla de lejos), gira elípticamente alrededor de una estrella como todos los demás planetas (por lo menos los conocidos hasta ahora, dentro y fuera de nuestro sistema); además posee una masa estimada de millones de toneladas sustentada por la gravedad. Hecho probado más tarde, por el inglés Isaac Newton (1643-1727). Y suspendida en pleno vacío, un vacío ya descrito en la Biblia hace más de 3 milenios atrás.
Con una terminología simple, las Escrituras poseen relatos que se anticipan a la ciencia, la cual logra probar distintos fenómenos posteriormente. La perfección de la Obra de Dios ya tenía algunas pistas en la Biblia que podría haber sido más usada junto con las investigaciones astronómicas.