Aquel que es nacido del Espíritu, soltero y libre de cualquier relación afectiva se está en ventaja sobre los demás que están presos a los sentimientos del corazón.
Digo esto por experiencia propia.
Alrededor de mis 20 años de edad, recuerdo bien, tenía más tiempo para leer la Biblia, orar y adorar a mi Señor. Entraba en mi cuarto, trababa la puerta y allí desarrollaba mi comunión con Él.
Fue una noche de sábado, mientras leía sobre David y Goliat, que un versículo abrió mis ojos y me llené de un gozo indescriptible. Fue cuando David, por pedido de su padre, fue enviado a sus hermanos para llevarles alimento y saber cómo estaban. Llegando al lugar, les preguntó a sus hermanos si estaban bien. Estando con ellos, oyó los gritos amenazadores de un hombre del ejército de los filisteos.
Goliat, durante cuarenta días, por la mañana y la tarde, diariamente, desafiaba a cualquier hombre en Israel para luchar contra él.
“Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.”
Pero David, muchacho, sin experiencia e incapaz de siquiera servir al ejército, no se intimidó del tamaño de aquel hombre de casi tres metros de altura, ni de su armadura especial. El niño pastor, imbuido de una fe viva en el Dios de sus padres, indignado con la afronta, dijo:
“¿Quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?” 1 Samuel 17:26
No hay palabras para describir la alegría y gozo que llenaron mi ser.
Hoy, pasados más de 45 años, aún me acuerdo de eso como si fuera ayer. Parece que el Espíritu de Dios estaba convocándome para enfrentar al infierno de la Babilonia y su fiel escudero la red cloacal.
David mató a aquel Goliat y le arrancó la cabeza. Pero los espíritus, tanto de Goliat como de los filisteos, continúan en la Tierra amenazando a los ejércitos del Dios vivo de Abraham, Isaac e Israel.
En compensación, el Espíritu de Dios, a través de la Iurd, ha levantado gente de los cuatro puntos de la Tierra, con el mismo espíritu de David, para enfrentar a los filisteos romanos.
Goliat es la red cloacal al servicio del ejército romano.
Quien tiene oídos para oír, oiga, entienda, sea sellado con el Espíritu de Dios y convocado a la guerra.
Quien cree en el Dios de David, va con nosotros.
Quien no cree, continue unido a la red cloacal para alimentarse de su excremento.
Dios bendiga a los que creen.