Para entender el origen y el por qué 2012 será un año bisiesto, tenemos que regresar un poco en la historia y saber cuando surgieron los primeros calendarios. En la antigüedad, una de las primeras civilizaciones a establecer la cantidad de días del año fueron los sumerios que habitaban la región de Mesopotamia, a mediados del 2700 antes de Cristo (a.C.).
Ellos dividían el año, que duraba 354 días, en 12 meses lunares. Cada mes tenía 29 o 30 días. Como comenzaba en la luna nueva, o año quedaba desfasado en relación al calendario solar. Mas tarde los caldeos aumentaron 1 mes a cada 3 años para resolver el problema.
El primer calendario solar parecido al de nuestros días sólo fue creado en la mitad del tercer milenio antes de Cristo por los egipcios. Tenía 365 días y era más preciso. Después de eso, el calendario romano fue utilizado debido al dominio de este imperio. Habría sido creado por el primer rey de Roma, Rómulo, en el año 735 a.C.
Se basaba en el ciclo lunar y tenía 304 días divididos en 10 meses – 6 con 30 días y 4 con 31. La semana tenía 8 días y sólo pasaría a tener 7 en el año 321 después de Cristo. Fue Rómulo quien dio los nombres de los primeros 4 meses: martius, aprilis, maius y junius. Os otros meses fueron simplemente contados en latín: quintilis, sextilis, septiembre,
octubre, noviembre y diciembre.
Ese calendario no estaba adecuado con las estaciones do año, que duran, cada una, 91 días en promedio. A mediados del año 700 a.C., el sucesor de Rómulo, el rey Numa, decidió crear 2 meses más: janus y februarius. Aunque las estaciones estén ligadas al ciclo solar, el nuevo calendario romano continuó a seguir el ciclo lunar, mas pasó a tener 354 días (6 meses de 30 días y 6 de 29).
Durante el imperio de Julio César, por volta do año 46 a.C., hubo otras alteraciones: los senadores romanos cambiaron el nombre del mes quintilius para Julius, en homenaje al emperador. El calendario pasó a orientarse por el ciclo solar, con 365 días y 6 horas para tratar de estar en dentro de las cuatro estaciones.
A partir de allí, el calendario tendría 365 días durante 3 años seguidos y en el año siguiente tendría 366 días, porque después de 4 años, las 6 horas que sobraban del ciclo solar sumaban 1 día más. Estaba establecido el año bisiesto. Además dos meses alternados de 31 y 30 días – con excepción de Febrero, que tenía 29 días o 30 en años bisiestos –, enero pasó a ser considerado el primer mes del año en lugar de marzo.
Más tarde, cuando sextilius pasó a ser llamado de Augustus, se decidió que el mes en homenaje al emperador Augusto no podría tener menos días que el dedicado a Julio César. Un día de februarius fue transferido para Augustus – por eso hoy febrero tiene 28 días (o 29 en años bisiestos). Para evitar que hubiese tres meses seguidos con 31 días, el total de días de septiembre a diciembre fue modificado: setiembre y noviembre quedaron con 30 días, octubre y diciembre con 31. Pero después de todo, los astrónomos de nuestro tiempo llegaron a la conclusión de que el año tiene 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46,04 segundos y sucedió un cambio más: los años de cambio de siglo sólo son bisiestos cuando presentan resto igual a 2 o 6, al dividirlos por 9 – por eso el año 2000 fue bisiesto.