“Obispo Macedo, mi nombre es Werick, tengo 16 años y quería saber si la masturbación es normal o no. Cuando viene el pensamiento de masturbarme, intento resistir, pero es más fuerte que yo. Hace 8 años que voy a la iglesia y cuando hablo con Dios Le pido que me dé muchas fuerzas, pero no siento esa fuerza. Me entristece mucho hacer esto. Por favor, ayúdeme obispo. Que Dios lo bendiga”.
Respuesta:
Mi querido Werick,
Su duda es, en verdad, la de la mayoría de las personas. Especialmente cuando se trata de cristianos sinceros. Le pedí a la médica Eunice Higuchi que diera una opinión científica sobre el asunto. Ella dice:
“Obispo,
La masturbación, debido principalmente a los estudios de sexología, se entiende como una práctica normal en la infancia, adolescencia, edad adulta y vejez.
En la adolescencia (de 10 a 20 años de edad), la producción de hormonas sexuales, nuevos intereses y descubrimientos propios de esa etapa provocan un deseo sexual de mayor intensidad, siendo la masturbación una forma de aliviar la tensión sexual y de conocimiento y descubrimiento del propio cuerpo. Incluso, forma parte de un aprendizaje importante para la satisfacción sexual en la vida adulta. Sin embargo, es preocupante cuando se la practica de una forma compulsiva, perjudicando el desarrollo de otras áreas de la vida (estudios, deportes, vida social, etc.), o cuando se la practica con objetos que puedan causar lesiones. En esas circunstancias, es aconsejable buscar un médico”.
Espiritualmente, la masturbación es una inclinación carnal. El hecho en sí no es pecado. Pero sí el motivo por el cual se hace. O sea, el pensamiento que lo motiva. Conciliar la buena conciencia cristiana con esa práctica es imposible, creo yo. ¿Qué hacer? Pablo enseña: Mejor es casarse que estarse quemando. Pero, ¿y los quemados que no pueden casarse? Creo que la masturbación sería la salida más segura. Sólo si no hay una intención impura en el corazón. (Mateo 5:28).
El bautismo con el Espíritu Santo, creo, es la única solución definitiva para este problema. Por eso, el cristiano reúne condiciones de vencer los malos pensamientos. Es capaz de resolver el problema, ya que Él ofrece salidas. Sin embargo, hasta que eso no sucede, es normal, especialmente entre jóvenes en formación. Es como dijo la doctora Eunice.
Lo ideal es ocupar la mente con pensamientos puros. Siendo así, no habrá masturbación. Y sin masturbación, no habrá acusación maligna.
“Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”, (Gálatas 5:16, 17).
Que el Espíritu de dios esté con todos.