Además de la Transfiguración (Mateo 17), Elías también es recordado por otro momento: Cuando enfrenta a los profetas de baal (1 Reyes 18:17). Es en este hecho donde queda evidente que la firmeza de su fe lo hacía sabio y determinado.
Elías no tuvo miedo de dejar en claro su fidelidad con Dios, al pedir que toda Israel, a los profetas de baal y de Asero fueran al Monte Carmelo (1 Reyes 18:17-19) para testimoniar el poder de Él.
Para que él pudiera ser osado, no tenía que haber lugar para el miedo, y eso, probablemente no hubiera sido fácil, si Elías no tenía una fe inamovible, pues allí estaba él en contra de los 450 profetas de baal (1 Reyes 18:22).
Cuando todos llegaron al lugar determinado, Elías dio un discurso de fe al pueblo, porque no creían en Dios ni en baal (1 Reyes 18:21). Después de ver que nadie manifestó la fe, él propuso un desafío: que los profetas de baal y él clamaran y, el Dios que respondiera, sería el Dios de aquel pueblo (1 Reyes 18:23-24).
Los profestas de baal quedaron más de la mitad del día clamando para que su dios mandara fuego y consumiera el becerro que estaba en el altar del sacrificio (1 Reyes 18:26) y nada sucedió. La osadía y la certeza que tenía Elias en que Dios manifestaría Su poder era enorme, y también los ridiculizó (1 Reyes 18:27). Aún así, ellos permanecieron clamando al punto de autoflagelarse. Pero nada sucedió (1 Reyes 18:28-29).
Después de eso, Elías llamó la atención de todo el pueblo, derramó mucha agua sobre el becerro e hizo una simple oración. Y el fuego lo consumió todo, hasta el agua que escurría en el piso (1 Reyes 18:30-39). Fue a través de la determinación, sabiduría y fe de Elías que el Señor manifestó su poder y que aquel pueblo puede reconocerlo como Dios.
Ser un “Elías”
¿Qué lo hizo a Elías osado, sabio y determinado? Él tenía certeza del Dios que servía. Eso le daba seguridad para afrontar a los profetas de baal ante todo el pueblo de Israel.
La fidelidad y la alianza con Dios hicieron con que Elías tuviera una intimidad sobrenatural con Él, que su oración fuera respondida rápidamente. ¿Se imaginó la vergüenza que pasaría si Dios no le hubiera respondido? Sería mucha presión para Elías, pero él tenía la fe suficiente que no daba espacio a la duda, ni para la inseguridad.
¿Será que usted está preparado así como Elías para enfrentar a los “profetas de baal” que están esparcidos en todo el mundo? ¿Será que su fidelidad para con Él es tan real, al punto de ser osado, sin miedo?
El, simplemente tuvo fe y la puso en práctica. Y como la fe es la certeza de lo que no se ve (Hebreos 11:1), es necesaria la osadía para comenzar a caminar más allá de lo natural. Es necesaria la sabiduría para saber el momento cierto de hablar, de afrontar. Y más aún, es necesario ser determinado para llegar al final de la decisión que se tomó.