Y ¿cuál es la relación con el dicho popular “el peor ciego es aquel que no quiere ver”?
El primer trasplante de córneo fue en 1647, en Nimes Francia. Se llevó a cabo por el doctor Vincent de Paul D’Argent y fue todo un éxito para la medicina de la época: el aldeano llamado Angel pudo ver por primera vez, sin embargo, el mundo que imaginaba no se parecía nada al que veía.
Disgustado, el aldeano pidió al doctor que le arrancara sus ojos. El caso terminó en un Tribunal de París. Angel ganó la causa y le sacaron sus ojos. Entro en la historia como el hombre ciego que no quería ver, dando origen al dicho popular “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver”.