El diezmo es un acto individual que expresa confianza en Dios. Por eso, no puede ser dado en nombre del marido, esposa, hijos o parientes sin su consentimiento voluntario.
Existen personas que actúan impensadamente y, a veces, les causan confusiones y trastornos a sus familiares.
Por lo tanto, el diezmo de otra persona solo debe ser retirado si la misma le diera la libertad para hacerlo.
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