Enemistad, celos, falsedad. Todo es pasajero.
¿Quién no ha visto ya una enemistad, un momento de celos, sintió en la piel la falsedad de alguien cercano o quedó resentido por algún comentario? Todos nosotros, como seres humanos, somos propensos a vivir situaciones así. Pero agradezcamos porque todo eso es efímero, pasajero.
Hay ciertos resentimientos que parece que nunca pasarán, y a muchos les gusta tratarlos como a adornos, como animalitos de compañía. Se dedican a cuidar de ese mal sentimiento, rememorándolo, hablándolo con otras personas, alimentando su “mascota”. Y entonces él crece y se hace todavía más presente en la vida de la persona.
¿Qué se gana con eso? La tristeza, la falta de perdón. Grandes penas hacen que las personas estén siempre amargadas, de mal humor, de ceño fruncido. Nunca están bien con nada, pero siempre están dispuestas a hablar mal del otro- principalmente si el otro en cuestión es aquel que las lastimó.
Sin embargo, todo eso son cosas efímeras, que pasan con el tiempo. Si usted no alimenta su pena, ella va a pasar y usted se dará cuenta que eso se tornó insignificante, que hay cosas más importantes en la vida para preocuparse y, principalmente, para alegrarse.
Dejar de lado
Si usted logra no darle tanta importancia al pasado, a lo que sucedió, y simplemente sigue su vida, inmediatamente se dará cuenta de dos cosas: la primera es que perdió mucho tiempo permaneciendo apenado o resentido con aquella persona. ¿No será que esa amistad podría haber sido todavía mayor?
La segunda constatación es que todo eso no lo llevó a ningún lugar, no sumó en su vida, no sirvió para nada, lo retuvo en un pasado que solamente lo perjudicó y, en vez de tornarse en un aprendizaje, se transformó en un tormento, una heridita abierta, que siempre molesta.
Deje de lado las cosas efímeras, que solamente ocupan su tiempo, su mente. Libérese de las tristezas, de las penas, reconcíliese, mate la nostalgia. Eso lo hará madurar, lo hará entender las diferencias entre las personas y que deben respetarse mutuamente.
Pero eso sólo sucederá si las cosas sin importancia dejan de ser tratadas por usted como un animalito de compañía.
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante”
Filipenses 3:13