Durante esta semana, publicaremos fragmentos del libro “Mujer V” de Cristiane Cardoso, para que sirva de reflexión
Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
(Proverbios 31:23)
Imagina estar casada/o con alguien que todos admiran. Era así como el marido de la Mujer V se sentía. Él era popular y su mujer tenía influencia directa en eso. No es que ya no fuese un gran hombre, pero seamos sinceras, él hizo una gran inversión cuando se casó con ella. ¡Hizo un óptimo negocio!
La mujer tiene la capacidad de hacer una de estas dos cosas: sumar o restar. Es simplemente imposible mantener las cosas de la misma manera cuando estás alrededor de las personas. Influencias para mejor o para peor. Ahora, si lo piensas bien, eso es mucho poder. Cuando te casas, ese poder se multiplica. Si no estás sumando, probablemente estás trabando la vida de tu marido. Si no estás representándolo bien, entonces estás representándolo mal. Si no te estás irguiendo, te estás cayendo… Y cuando tienes hijos, ese poder aumenta todavía más. Son las mujeres las que determinan el clima dentro de la casa.
El padre puede estar aburrido y los hijos distantes, pero si la madre está en paz, ellos logran sentarse a comer juntos. Por otro lado, si el padre está en clima para estar con la familia, los hijos están necesitando atención, pero la madre está aburrida, será imposible verlos comiendo juntos. La madre es lo que los une y, si ese enlace está quebrado, la familia no se conecta.
Es alarmante pensar que tú puedes arruinar todo para tu familia, puede parecer exagerado, pero haz una experiencia y compruébalo por ti misma. Descubre quién generalmente determina el clima dentro de tu casa.
Tal vez digas que sería mejor si los hombres no dependiesen de las mujeres para ser felices dentro de la casa, pero esa necesidad que ellos tienen de nosotras está en la sangre. Incluso cuando Adán fue creado y recibió poder para hacer lo que quisiese en el mundo, cuando andaba con Dios por el Jardín, y Lo tenía como su Mejor Amigo, sentía la falta de alguna cosa… y Dios sabía eso.
Insegura e ingenua
Dios tuvo que crear una auxiliadora para Adán, una mujer, Eva.
Y dijo el SEÑOR Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. El SEÑOR Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él..
(Génesis 2:18-20)
Nosotras surgimos de una necesidad. No fuimos creadas para transformarnos en piezas decorativas de la maravillosa creación de Dios, somos la pieza que estaba faltando en el rompecabezas. Primero, Dios creó un hombre y lo mantuvo ocupado por un tiempo, pero, así como vio la inexplicable necesidad que Adán tenía de tener una auxiliadora, Él vino a socorrerlo. Dios está siempre en sintonía con nuestras necesidades, incluso cuando nosotras mismas no las entendamos.
El tenía que crear a alguien que fuese semejante a Adán, alguien que se adecuase perfectamente a la mejor de todas sus creaciones, y que formase junto a él una creación todavía mejor: una familia.
Vamos a leer Génesis 2:21-25 juntas:
Entonces el SEÑOR Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que el SEÑOR Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. (Génesis 2:21,22)
Dios no precisaba formarnos a partir de una costilla de un hombre ¿o sí? Él podría habernos hecho de la misma manera que hizo a Adán. No era necesario que Adán pasase por la limitación de eliminar una de sus costillas. Adán podría ser perfecto, con todas sus costillas en su lugar, y así mismo tener una mujer por esposa, pero no fue lo que sucedió. Dios escogió el camino más difícil por un motivo.
Dios quería que la mujer viniese del hombre, Él quería que los dos estuviesen ligados por algo más fuerte que meras palabras.
Dijo entonces Adán: Esta es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban. (Génesis 2:23-25)
Puedes imaginar cuán maravillado debe haber quedado Adán cuando la vio por primera vez. ¡Él debe haber olvidado rápidamente que le faltaba una costilla! Inmediatamente le dio el nombre de Varona, que significa mujer, un recordatorio de que ella había sido sacada de él y había sido hecha exclusivamente para él. Eva fue hecha a medida para Adán, así como todas nosotras mujeres fuimos hechas a medida para los hombres. Nosotras tenemos lo que ellos precisan y si usamos lo que tenemos con sabiduría, ciertamente nos transformaremos en una sola carne con ellos. Y cuando eso sucede, no hay vergüenza, hombre y mujer pueden ser totalmente diferentes uno del otro, pero se complementan.
Todo lo que Dios creó es perfecto, inclusive el hecho de hacernos tan diferentes, y al mismo tiempo, tan atraídos el uno por el otro…
Un hombre puede hasta escoger quedarse soltero, pero lo que él realmente está viviendo es una vida de renuncia, está amargado y piensa que la mejor manera de lidiar con la decepción del pasado es no asumir compromisos.
Una mujer puede trabajar duro para ser independiente y autosuficiente, y aun así, sentirse obstaculizada por alguna cosa. Lo que ella realmente quiere es el cuidado y la protección de un hombre, ella desea completar a un hombre, aunque eso esté muy bien escondido en el baúl de su inconsciente.
Toda mujer puede ser popular y hacer a su marido popular cuando ella entiende cuál es su papel en la vida de él. Como Eva no tenía un pasado en que apoyarse, aceptó inmediatamente su papel en la vida de Adán. Ella debería cuidarlo y apoyarlo, y mejorar su vida, así como él también había mejorado la vida de ella.
Eva es la mujer más influyente de la Biblia, ella fue la primera mujer creada. Ella vio lo que nosotras nunca vimos: vio la vida antes de que el pecado existiese. Ella caminaba lado a lado con Dios hasta que un día decidió hacer algo por lo cual la humanidad tiene que pagar hasta hoy. Todas nosotras la culpamos al menos una vez en la vida, ¡es difícil no culparla!
Justamente cuando todo estaba yendo bien para Eva, ella escuchó al enemigo número uno de Dios por primera vez. Estoy segura de que el diablo estaba intentando llegar hasta Adán hacía mucho tiempo pero no había tenido éxito. Al observar a Adán y Eva viviendo en armonía, él debe haber notado la enorme influencia que Eva ejercía en las decisiones de Adán. Él debe haber notado como Adán se apoyaba en Eva de manera incondicional. Y, sin pensarlo dos veces, pasó a tener a Eva como objetivo. Si él conseguía llegar hasta ella, seguramente podría llegar hasta Adán.
A medida que observaba a Eva más de cerca, él comenzó a notar su deseo de aprender más, saber más, tener más, recibir más y ser más. Ella era diferente a Adán. Él se dedicaba al trabajo y a la obtención de los frutos, mientras que Eva hacía todo eso, pero con un toque de emoción. A ella le gustaba sentir las cosas y se excitaba con las emociones que frecuentemente sentía.
Cuando el diablo tuvo la idea de usar una serpiente para engañar a Eva, él sabía que sería muy fácil, y como Dios no podía interferir en las elecciones de sus nuevos hijos, sólo Le restó observar y sufrir por no poder hacer nada…
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. (Génesis 3:1-3)
Todo lo que la serpiente tenía que hacer era, primero, hacerse amiga de Eva, y todas nosotras sabemos lo fácil que es hacer amistad con una muchacha ingenua… Amamos hacer nuevas amigas, amamos crear comunidades… y, como siguiente paso, aquella terrible criaturita precisaba llenar la cabeza de Eva con algunas ideas. No era necesario que fueran verdad, pero deberían causar algún tipo de reacción en Eva, ella tenía que hacer algo, sólo eso.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
(Génesis 3:4,5)
Eva no se detuvo a analizar el argumento sin sentido de la serpiente, ella simplemente dejó que sus emociones la guiasen: “Sí, sí… Quizá no fue eso lo que Él quiso decir… Tal vez sea bueno que sepamos un poco más sobre el bien y el mal… Dios va a entender…”
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. (Génesis 3:6)
Y fue así que todo sucedió. Eva no se detuvo a pensar, no conversó con su marido sobre el tema, ella simplemente vio, tomó y comió de aquel árbol, un verdadero “deja vu” para algunas de nosotras. ¿No hicimos muchas veces la misma cosa? Vemos algo y no nos detenemos a pensar, simplemente vamos adelante y hacemos, y sólo pensamos después, cuando el desastre ya fue hecho.
La mayoría de las veces, las mujeres son guiadas por sus emociones. Para nosotras, es difícil ser racionales, no por que no podamos, sino porque queremos sentir primero. ¿Es alguna sorpresa que los comerciales de televisión tengan como blanco al público femenino? No queremos saber si tenemos condiciones para comprar o si realmente necesitamos aquello, nosotras queremos tenerlo.
Y como el diablo ya había imaginado que sucedería, Eva no sólo comió, sino “dio también al marido, y él comió”, (Génesis 3:6).
Actitud típica de nosotras las mujeres, sin embargo creo que ella no tuvo la intención de hacerle mal a Adán. Ella sólo quería compartir, como siempre hacemos. Nos gusta compartir las cosas. Queremos desahogarnos. Queremos aliviar nuestro peso y terminamos haciéndolo sobre personas que pueden resultar perjudicadas por lo que decimos, y ni siquiera nos damos cuenta.
Tal vez pienses que Adán tendría que haber sido más prudente, en vez de simplemente aceptar cualquier cosa que Eva le diese. Él era más maduro y experimentado que ella, debería haber sabido, debería haberla ayudado.
Pero ahí está el problema: los hombres son fácilmente influenciados por las mujeres, y ni se dan cuenta de eso. Adán no vigiló, y cuando reaccionó, ya había probado el fruto. Ya había perdido su bendición.
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
(Génesis 3:7)
Todo cambió a partir de aquel día. Si por lo menos ellos hubiesen sido los únicos a sufrir el daño causado por aquel terrible error, no hubiese sido tan malo… pero todas nosotras fuimos perjudicadas. Cada una de nosotras sufre hoy por causa de aquel incidente, un caso de mal juicio provocado por la mala influencia de una mujer.
Veamos lo que dicen esos dos poderosos versículos:
La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la mala, como carcoma en sus huesos. (Proverbios 12:4)
La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba. (Proverbios 14:1)
No hay término medio: o eres una esposa sabia y excelente, o eres una tonta y eres la pudrición de los huesos de tu marido. Ese es el tipo de influencia que eres capaz de ejercer sobre tu marido.
La Biblia sólo atribuye ese poder a las mujeres, y no a los hombres.
La Mujer V entiende eso muy bien sabe lo popular e influyente que es, o que significativas son sus opiniones y el impacto que su humor puede causar; siendo así, aprovecha ese poder para levantar a aquellos que están a su alrededor.
¿Qué puedes hacer para usar ese poder de influenciar que tienes, y así transformarte en una bendición en la vida de aquellos que te rodean?
¿Cómo puedes evitar ser una influencia negativa para tu familia a partir de ahora?