“Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.” Hebreos 11:28
Para los cristianos, la Pascua es la celebración de la resurrección de Jesús, conmemorada al final del primer cuatrimestre de cada año. En la misma época, los judíos conmemoran su Pascua, el Pesach – o Passover, para las culturas anglófonas. Es común que muchos piensen que la fiesta celebra el paso de los hebreos por el desierto rumbo a la Tierra Prometida, como es narrado en Éxodo. Sin embargo, el verdadero significado de la fecha es recordar el pasaje bíblico en que, en una de las plagas infligidas contra Egipto, Dios envió un ángel que mataría a todos los primogénitos de Egipto, pero perdonaría a los de las familias judías que marcasen sus puertas con sangre de un cordero sacrificado. La orden divina preveía que el hecho fuese conmemorado después de aquel año para siempre:
“Pues Yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré Mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo el SEÑOR.
Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.
Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para el SEÑOR durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.” Éxodo 12:12-14
La confusión es comprensible, pues inmediatamente después vienen los 7 días de la Fiesta de los Panes Ázimos (Chag haMatzot, en hebreo) – y esa sí es para conmemorar la salida del Egipto hacia la libertad. Por ser muy cercanas, las fechas pasaron a ser conmemoradas casi como una sola, conformando el Pesach y sus preparativos.
“Siete días comeréis panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel.
El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer.
Y guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua.” Éxodo 12:15-17
Conforme a lo expuesto en Éxodo, antes de la décima plaga egipcia – la muerte de los primogénitos – Moisés fue instruido por Dios a ordenar a cada familia hebrea a sacrificar un cordero, usando su sangre para marcar los umbrales de las puertas de sus casas. En los hogares marcados, el ángel ejecutor pasaría sobre ellos sin entrar para matar a los primogénitos de los humanos y de los animales de la propiedad, de ahí la idea de “pasar” en el nombre de la fiesta – la misma del inglés Passover: “pasar sobre”, dando el mensaje de “pasar de largo”.
Llegada la noche anunciada, la familia cenaría, comiendo la carne del cordero con panes ázimos y hierbas amargas. La costumbre se mantuvo por mucho tiempo, adaptada hoy a la vida moderna de las familias de los judíos.
“Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas.
Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego.
Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua del SEÑOR.” Éxodo 12:9-11
La levadura tiene una connotación de pecado, pero la ausencia de ella en el pan también tiene un significado práctico: la prisa. La fermentación de la masa lleva cierto tiempo (a veces de un día para otro), y Dios ya estaba preparando a Su pueblo para la vida itinerante en el desierto, en la que el tiempo para los quehaceres diarios sería algo raro, bien escaso. Una masa sin levadura no necesitaría el tiempo de la fermentación, y podría ser rápidamente asada.
Preparativos
Para la Pascua judía los preparativos son muchos desde los tiempos neo-testamentarios, cuando la fiesta, junto con la de los Panes Ázimos, se volvió una gran celebración de la primavera del Hemisferio Norte, conmemorando también las cosechas. Los caminos y las entradas de las ciudades eran preparados, pues era común que las familias se reuniesen y mucha gente viajase. Las casas también recibían los mismos cuidados, pues recibirían muchos huéspedes. Los utensilios de cocina eran limpiados minuciosamente, o incluso se compraban nuevos. Hoy, hay familias que tienen platos y cubiertos especiales para la fecha.
Las personas vestían sus mejores ropas y se preparaban como si fuesen a salir para un viaje – una alusión más al éxodo que sucedería un poco después en el acontecimiento original.
La levadura era excluida de la dieta en los días de la fiesta, y no debía haber ni un poco de ella en ninguna parte de la casa, después de una rigurosa inspección del jefe de familia. Eran comprados carneros o cabritos y llevados al templo (como era hecho también antes en el Tabernáculo) para sacrificar, generalmente un animal para cada 10 o 12 personas. La grasa era quemada, la sangre ofrecida en el altar y las carcasas limpias eran colgadas, esperando que las familias que las habían llevado fuesen a buscarlas, la llevaran para la casa y las asaran en un espeto hecho con madera de granado, para componer la cena pascual – el Seder. Hasta hoy, forma parte del menú el charoseth, una especie de chutney, una salsa de sabor picante y bien activo, comida con la carne (siempre y solamente asada) del carnero y los panes. Los huevos cocidos también forman parte del menú, lo que explica la presencia de sus similares en chocolate en la cultura actual.
En el Seder, cada alimento sigue un simbolismo. Se prepara la mesa de la siguiente forma:
– En el centro de una bandeja son colocados tres panes ázimos (o panes sin levadura), que representan los tres grupos de judíos: Cohanim, Leviim e Israel.
– El Zeroá, un pedazo de hueso de cordero o cabrito, que se coloca en la parte superior a la derecha de la bandeja, y simboliza el poder con que Dios sacó a los hebreos de Egipto, más allá del propio cordero pascual sacrificado en el Templo.
– El Betsá, un huevo cocido, en la parte superior a la izquierda de la bandeja, es un recuerdo del sacrificio que se ofrecía en cada festividad (otro simbolismo: cuanto más se cocina un huevo, más duro se pone. Es una alusión al pueblo judío: cuanto más es oprimido o afligido, como ocurrió en el cautiverio, más fuerte se vuelve).
– El Maror, una hierba amarga, también en el centro de la bandeja, que simboliza el sufrimiento de los esclavos judíos. Puede ser usada cualquier verdura bien amarga.
– El ya citado Charoseth, una mezcla de nueces, almendras, dátiles, canela y vino, colocado en la parte inferior a la derecha de la bandeja. Representa la masa de arcilla con la que los judíos trabajaban en la construcción de las obras de los egipcios.
– El Karpás, un apio puesto abajo, a la izquierda. Empapado en vinagre o salmuera, recuerda al hisopo (Ezov) con el cual los israelitas rociaron un poco de sangre en los postes de sus casas, antes de la plaga de los primogénitos.
– El Chazeret, una porción de escarola, colocada bajo el Maror.
– También se coloca en la mesa un recipiente con agua salada en el que se sumergen las verduras, recordando al mar, y una copa para cada uno de los presentes.
Cada alimento del Seder es consumido siguiendo un orden preestablecido, con sus respectivas oraciones, agradeciendo a Dios por la liberación de Su pueblo.
Conexión con la historia
El jefe de la familia respondía a preguntas hechas por el miembro más joven de la misma que ya tuviera entendimiento, capaz de hablar. El pequeño indagaba, después de ensayar, sobre los principales pasajes de la salida del cautiverio egipcio, en una especie de entrevista, y el “entrevistado” contaba toda la historia, con la atención de todos los presentes. Se daba gracias a Dios con copas (siempre nuevas) de vino, y el pan ázimo era lo único que se comía en la semana siguiente (la Fiesta de los Panes Ázimos) – la costumbre cambió para algunas corrientes judías, y algunos evitan solamente la levadura, no restringiendo tanto la dieta.
Hoy, los judíos que no tienen tiempo para hacer los panes ázimos suelen comprarlos hechos, generalmente en panaderías, almacenes y supermercados debidamente certificados por los rabinos. En Israel y en comunidades judías alrededor del planeta, los judíos pobres reciben la cesta de Pesach, para que no se queden sin realizar la cena. También es común que los primogénitos ayunen en la víspera de Seder, recordando a los hijos perdonados en la plaga egipcia. Los alimentos fermentados pueden ser guardados, en lugar de tirarlos como si, simbólicamente, hubiesen sido vendidos a los no-judíos y, después de las fiestas, pueden ser consumidos normalmente.
El principal objetivo de la fiesta, además de la adoración de Dios, es volver a conectar al pueblo judío cada año a su propia historia, a su libertad. En el ámbito cristiano, la libertad también marca la pauta: Jesús, resucitado, liberó a aquellos que estaban en poder del pecado, separados de Dios.