¿Cómo entenderíamos que una persona esté desmotivada en un puesto de trabajo, y que después de cambiarla a otro puesto su motivación aumente?
La respuesta es muy sencilla; la motivación de las personas no sólo está vinculada a un aumento de sueldo ni a un ascenso en el trabajo. La motivación está directamente vinculada al medio ambiente en que la persona se desenvuelve. Por esto, diremos que “la motivación es una activación de energía y un proceso personal que depende de la persona, pero también del medio ambiente en el que dicha persona se encuentra”.
¿Por qué motivar?
Quizá la primera pregunta que deberíamos hacernos sea esta, ¿porqué motivar? ¿Puedo conseguir lo que pretendo de otro modo?
La desmotivación tiene un coste
Quizá difícil de valorar, pero fácilmente observable. Una persona desmotivada rinde menos, puede cometer más errores, se implica menos en la tarea y en los objetivos de la empresa, etc.
La motivación influye en el rendimiento
Está demostrado que las personas motivadas tienen unos índices de productividad más elevados que las personas que no lo están. Apostar por la motivación de las personas repercute directamente en los resultados de la empresa.
La motivación implica perfeccionamiento
Las personas motivadas luchan por mejorar, por reciclarse y por anticiparse a lo que pueda suceder. Detrás de las personas motivadas encontramos voluntad e implicación por hacer.