Un fuerte tsunami, causado por un terremoto de magnitud 8.9 en la escala de Richter, afectó a Japón, alrededor de las 14 hs del viernes 11, hora local, madrugada en Argentina. El sismo fue seguido por másde 50 réplicas, algunas superiores a 6.0 en magnitud. A lo largo de los 21.000 km de la costa este del país, ciudades y pueblos se vieron afectados por temblores violentos, que llegaron a la capital, de Tokio, ubicado a 373 kilómetros de distancia del epicentro. Un aviso de tsunami fue emitido a todas las aéreas del Océano Pacífico, incluyendo los países de América Central y del Sur, Canadá, Alaska yen toda la costa oeste de los Estados Unidos.
Desde 1995, la Iglesia Universal del Reino de Dios está en Japón, donde hay 17 templos esparcidos por todo el territorio y más de 50 misioneros bajo el cuidado evangelista del Pastor Valdir Souza. Dijo que durante el terremoto, estaba en un vuelo asía la ciudad de Nagoya cuando se enteró del desastre, de inmediato trató de comunicarse con los pastores que están en el país. “Cuando vi la noticia en mi celular, pensé que el mundo llegaba a su fin. El avión en el que estaba iba a aterrizar en Nagoya a las 16:30, pero nos fuimos a otro pueblo cercano, y sólo pudimos aterrizar a las 19:30 hs”, informó.
El pastor Silvio Lomori de la provincia de Gunma-Ken, dijo que en estos 12 años que vive en el país nunca había sido testigo de un terremoto tan intenso. “Al principio pensé que sería como siempre, un breve temblor, pero este era diferente, duro mucho tiempo. Cuando salí de la iglesia, veía la desesperación en el rostro de las personas. El tránsito se detuvo por completo, paredes caídas y falta de electricidad. Entonces volví a entrar en el templo y comencé a orar “, describió. Luego de verificar que todos los miembros de la iglesia estaban bien, incluso sin luz, el pastor Silvio hizo la reunión de la noche y resaltó a todos la importancia de estar preparados para la venida de Jesús.
Unión
En Tokio, el edificio de la Iglesia se movía demasiado y muchas tejas cayeron, los sistemas de gas y agua se vieron afectados, por los destrozos de las tuberías. El pastor Ito Nario (foto con la esposa) explicó: “Confieso que nunca había pasado por esto. El edificio se sacudió, postes, letreros, coches, pensé que todo se derrumbaría. El temblor no terminaba. A todo momento podía sentir el terremoto. Muchas personas no tenían transporte para ir a trabajar porque las líneas de trenes y estaciones cerraron. Aquí en Tokio, el tránsito se hizo más intenso y congestionado, había mucha gente en la calle buscando una manera de volver a casa y otros para buscar comida. Las tiendas de conveniencias no podían atender a tantos clientes, por la falta de productos y algunos restaurantes cerraron sus puertas.”
Para el pastor de la Nagano-Ken, Adhemar de Laia, lo que más le sorprendió, además del terremoto, fue el espíritu vivo de la unidad entre los miembros y pastores de la Iglesia Universal. “No había comunicación telefónica, y teníamos que hablar por la Internet y todos nosotros juntos orábamos unos por otros y estuvimos unidos. Fue un momento difícil, pero gracias a Dios todos estamos bien. Todo este desorden me hizo entender que nunca estamos solos y que por encima de todo teníamos a un Dios gran que nos protegía”, afirma.
A pesar de los daños sufridos en algunos templos de la Iglesia Universal, el Pastor Valdir dijo que ningún misionero residente de Japón sufrió daños y todos están bien. “El terremoto y el tsunami realmente tenían una fuerza abrumadora, pero está escrito: No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. (Sl 91:10,11). Y creemos en esta promesa y nos apoyamos en ella”, dice.
El pastor también hace hincapié en que las primeras medidas de ayuda fueron tomadas en el país por la Iglesia. Los pastores han entrado en contacto con los miembros y personal de la institución para evaluar la magnitud de los daños causados con el fin de lograr muy pronto, las acciones de ayuda benéfica de emergencia. “Por lo tanto, vamos a movilizar a las iglesias más cercanas y empezar la tarea de ayuda a los más necesitados. Espiritualmente, estamos realizando oraciones por el pueblo que llegan a los templos de la región”, concluye.